Por Javier Arreola y José Luis Rodríguez Aquino México y…
Incrementemos el impacto mexicano en las metrópolis estadounidenses
Una característica de las últimas décadas fue la apuesta por llevar las actividades industriales y de creación de valor afuera de las metrópolis. Coincidentemente, se apostó por el consumo, la deuda y los recortes fiscales para el crecimiento de la economía. Sin embargo, la crisis económica revirtió esta tendencia volviendo a priorizar la innovación, la manufactura y la infraestructura. Simultáneamente, la gente comenzó a regresar a las áreas metropolitanas. En este texto tomaremos algunas ideas del libro The Metropolitan Revolution de Bruce Katz y Jennifer Bradley para proponer cómo se puede incrementar el impacto mexicano en las metrópolis estadounidenses.
Las metrópolis son una serie de municipios que en conjunto tienen un mercado laboral unificado, y que se puede definir estadísticamente por las pautas de movilidad hogar-trabajo de sus habitantes. Apostar hoy por las metrópolis es un acierto, pues son concentradores de activos financieros y personas que generan valor. Al integrar todas las metrópolis, se crea una gran red que impulsa el crecimiento de las economías nacionales. Las 100 principales ciudades de Estados Unidos ocupan 12% del área total del país, pero generan 75% del PIB. Las metrópolis de mayor impacto económico son Nueva York, Los Ángeles, Chicago, Houston, Washington, Dallas-Fort Worth, Philadelphia, San Francisco, Boston y Atlanta.
El cambio de mentalidad es significativo: las metrópolis aglutinan la innovación y la creatividad, pues el habitante metropolitano está orientado a la acción, a resolver problemas y a desafiar paradigmas. Las metrópolis son mejores cuando agrupan a trabajadores preparados en centros de conocimiento súper conectados al mundo. Por consecuencia, el margen de maniobra –y la diversión- está moviéndose del nivel federal o estatal, al nivel metropolitano.
Las metrópolis aumentan su valor cuando conectan pequeños negocios, acercan a inversores, involucran universidades, apoyan emprendedores, exploran mercados nuevos y preparan a sus trabajadores con los conocimientos que necesitan. En síntesis, entienden las características que las hacen únicas y las fortalecen. Las y los mexicanos tenemos una participación activa para crear conocimiento en Boston; tomar decisiones de impacto en Washington, D.C.; realizar exportaciones en Los Ángeles; desarrollar tecnología en San Francisco; aprovechar la frontera en San Diego; manejar la banca en Nueva York; revolucionar la energía en Houston; y redefinir las inversiones mexicanas en San Antonio.
Para incrementar el impacto que tenemos los mexicanos en las metrópolis, podemos implementar las siguientes acciones a nivel empresarial, tanto en conjunto como individualmente.
Como conjunto de empresarios:
- Crear redes que incorporen instituciones como firmas, empresas y gobernantes que tengan interés en catalizar acciones y conseguir objetivos, más que imponer nuevas leyes y restricciones. Estas redes deberán definir objetivos comunes para actuar juntos.
- Desarrollar la marca-metrópoli con visión de largo plazo y venderla permanentemente.
- Conectar el capital estratégico con el talento hábil y emprendedor.
- Acercarse con los alcaldes y promover una gobernanza estable, con reglas fiables y aplicadas. Menos ideología y más resultados. Hay que recordarles que las ciudades son el laboratorio para implementar políticas estatales y federales.
- Facilitar los canales para exportar los productos y servicios que distinguen a la metrópolis.
- Promover la construcción de infraestructuras de transporte, agua, energía, telecomunicaciones, social, así como la creación de espacios públicos y el crecimiento vertical de las ciudades.
Como empresarios individuales:
- Preguntar sobre nuestras actividades empresariales: ¿quién soy?, ¿qué me hace especial?, ¿qué produzco y comercializo?, ¿con quién? Después, revisar la cadena de producción de las industrias para identificar otras metrópolis que por sus características pueden ser socios estratégicos. Tomar en cuenta el grado de conocimiento y experiencia, así como la afinidad cultural para después realizar alianzas comerciales y tener mejores proveedores. En resumen, innovar localmente para hacer una vinculación global.
- Crear mecanismos para maximizar las exportaciones y minimizar el consumo.
- Reimaginar los activos desaprovechados para crear nuevos nichos de oportunidad.
- Integrar armónicamente los trabajadores y la comunidad, especialmente creando espacios decoworking.
Históricamente, las concentraciones de población en las metrópolis han sido el lugar de origen de revoluciones y generación de bienestar. En esta etapa de los tiempos, las y los mexicanos podemos maximizar nuestro impacto innovando localmente y vinculándonos globalmente.
Publicado el 12 de septiembre de 2014 en Revista Empresarios AEM.
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