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El futuro y la regulación de los trabajos gig
Las plataformas para ofrecer chamba llegaron para quedarse. Aquí analizo cuáles son las tendencias, así como su impacto positivo y negativo.
El avance de las plataformas ha hecho que clientes y trabajadores se conecten a través de apps para obtener servicios bajo demanda, donde el trabajo consiste en un servicio temporal y no en uno regular.
El debate en México se ha centrado principalmente en los conductores de autos que compiten a los taxis, pero también existen plataformas para conectar a trabajadoras del hogar, servicios como trabajos manuales y oficios como plomería o jardinería. Pero en economías más avanzadas, el intercambio de servicios también es de alta especialización como programación de software, terapeutas y asistentes virtuales políglotas.
Ante ello, vale la pena preguntarnos, ¿qué tendencias hay actualmente en la economía de los trabajos gig? ¿Cuáles son sus impactos positivos y negativos en la economía y la sociedad?
¿Nueva modalidad de trabajo?
Los empleos gig, también llamados economía de contratistas, y que en México se podría entender como la economía de chambas, es realmente una forma de empleo temporal en la que una persona ofrece empleo a diferentes entidades.
Los antecedentes a este concepto datan de la Revolución Industrial, pero nuevas tendencias han facilitado su resurgimiento: el uso de tecnología, el acercamiento de oferta y demanda, la disminución del poder adquisitivo, o como una modalidad post-outsourcing para no pagar las obligaciones que un patrón tendría ante sus trabajadores, entre otras.
De acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo, las plataformas de trabajo digital
“son un negocio que conecta productores y consumidores externos y permite interacciones entre ellos que generan valor… Proporciona la infraestructura de participación para esas interacciones y establece condiciones de gobierno para ellas… El sistema puede abarcar otros actores, e inclusive proporcionar la infraestructura y las condiciones de gobernabilidad para el intercambio del trabajo y la compensación.”
A partir de las condiciones actuales, el diseño de las plataformas puede traer consecuencias para los trabajadores —una de las principales, si son explotados o empoderados—. Por ejemplo, las plataformas pueden atraer y retener personas en el ecosistema a través del desarrollo de incentivos y subsidios, la creación de efectos de red y el incremento de los costos de migración de una plataforma a otra, lo cual tiende a su crecimiento, pero también a la centralización del poder.
También, las interacciones en las plataformas se pueden repetir a partir de la reducción de costos de transacción, reducción de probabilidad de falla del mercado, gestión de sistemas de reputación y maximización de la liquidez del mercado.
El impacto de la economía ‘de chambas’ en el mercado de trabajo
De acuerdo con cifras del IMSS, en el sexenio 2006-2012 se crearon 4.162 millones de empleos formales en México, de los cuales 85.4% fueron permanentes y 14.6% eventuales, en una distribución que se ha mantenido relativamente constante.
Interesantemente, el impacto de las plataformas pasa de forma adyacente por esa cifra. En primer lugar, la mayoría de los usuarios ofertantes en las plataformas no tienen acceso a los beneficios básicos de la seguridad social, ya que no están inscritos en ella. En segundo lugar, de los pocos inscritos, algunos se darán de alta como empleados eventuales y otros lo harán de forma permanente, sin un criterio consistente. También se da el caso que se inscriben con menor rango salarial que el real. Finalmente, la calidad y remuneración por dichos empleos, que es la crítica general a la cifra reportada, hace que exista una delgada línea entre el interés en buscar seguridad social o no, para ahorrarse unos pesos.
Los anteriores factores llevan a la pregunta, ¿y cuánto del empleo sobre plataformas está desplazando el empleo por nómina? Lamentablemente, los mismos factores enunciados, así como la informalidad de la economía mexicana hacen imposible responder esa pregunta por ahora. Sin embargo, en contra de lo que mucha gente piensa, el freelancing en plataformas no desplaza directamente los empleos por nómina, ya que, también coexisten esas dos modalidades.
A partir de lo anterior, vale la pena enunciar los impactos positivos y negativos de la economía gig en la coyuntura socioeconómica.
Impactos positivos:
- Beneficios sociales como incrementar la participación en la fuerza laboral —incluyendo a personas con dificultad de acceso a empleo—, estimular la demanda, proveer flexibilidad, incrementar la productividad.
- Fue fundamental para acelerar a nivel microeconómico la creación de empleo y la mejora de los salarios familiares después de la Crisis de 2008, y en general, mejora los ingresos estrangulados durante tiempos difíciles.
- Ha creado mercados de nicho con buen nivel de emparejamiento, de modo que los clientes también se han beneficiado de la conveniencia y la disponibilidad de los servicios, a un precio generalmente asequible.
Impactos negativos:
- La velocidad y el volumen de la tendencia, que originalmente fueron positivas, pero que han evolucionado mucho más rápido que el ajuste de las políticas laborales. Hoy, la masa crítica mexicana en plataformas rebasa el millón de personas y podría crecer a mayor velocidad que el contrato por nómina.
- La consolidación de este modelo reorienta el contrato social básico y la expectativa de seguridad económica con el que ha trabajado la población económicamente activa. No solo se trata de los beneficios de seguridad social, sino de leyes de salario mínimo o antidiscriminatorias, así como acceso a crédito y capacitación.
- La falta de datos hace más difícil un análisis costo-beneficio de estas relaciones, por lo que hay retardo en establecer políticas apropiadas y respuestas a eventos.
Consideraciones Clave
Existen posturas que dicen que la economía gig será el patrón dominante en los empleos del futuro, mientras otras sostienen que debería ser erradicada. En este caso, la virtud quizá esté en el centro, ya que la preocupación por la creciente desigualdad podría reforzar la creación de empleos mejor remunerados con beneficios de seguridad social, mientras que la creación de valor que ofrece la economía gig seguirá siendo atractiva para muchos ofertantes de servicios.
Para lograr tanto gestionar como mejorar la innovación tecnológica y garantizar una seguridad económica a los cientos de miles de mexicanos que comienzan a depender de las plataformas para subsistir, se requerirá que tanto los facilitadores de las plataformas como los responsables políticos trabajen juntos en diferentes aristas.
Será crucial mejorar la recolección y compartición de datos, ya que la información oficial es insuficiente. Dicha falta de datos frena a académicos, desarrolladores de políticas públicas y líderes de la industria para tomar mejores decisiones y mejorar la situación del mercado. La medición se complicará aún más, ya que en México existe la costumbre de que, luego que un contratante le ha gustado el servicio, le pide la información de contacto para repetir la actividad, por fuera de la plataforma.
Otro aspecto crucial para la recolección de datos será la diferenciación por tipo de empleo gig. Aquí hay algunas dimensiones:
- Por temporalidad: Se pueden distinguir, al menos, contratista independiente, trabajador de guardia o suplencia, trabajador temporal o estacional, de servicio corto.
- Por tipo de ingreso: Primario o principal, y complementario.
- Razón de oferta de servicios: Porque lo ve como una oportunidad —obtener más dinero, desarrollar experiencia para avanzar en su trayectoria profesional, porque permite la contratación que por otra forma sería difícil o porque facilita la flexibilidad— o porque piensa que no tiene otra alternativa.
- Por ubicación: Se puede identificar el nivel de actividad por vecindario o hub, así como la distribución de actividades dentro de una zona metropolitana.
Asimismo, compartir información entre los sectores privado y público permitirá determinar tendencias y necesidades en la economía laboral, tales como los conocimientos y la capacitación por desarrollar dentro de la fuerza laboral, subsegmentarlas por industria, así como identificar factores para mejorar la resiliencia de los trabajadores y la planeación de las metrópolis donde ocurren estas relaciones. El reto quizá sea más grande, ya que la presente administración ha mostrado desdén para la toma de decisiones basada en hechos, mientras la tendencia acelera su expansión.
Dos propuestas de regulación
De acuerdo con Seth Harries y Alan Krueger, una forma de abordar la situación es crear la figura del “trabajador independiente” que ocuparía la línea entre empleado y contratista independiente. En la propuesta, los trabajadores independientes “podrían calificar para muchos beneficios y protecciones de los empleados —libertad de organización y negociación colectiva, protección de derechos civiles, retención de impuestos y contribuciones del empleador para impuestos sobre ingresos—, pero no para horas extras, salario mínimo y probablemente tampoco para seguro de desempleo.
Los investigadores argumentan que esta nueva clasificación beneficiaría tanto a trabajadores como a empresas reduciendo el tiempo y costo de litigios que en el fondo buscan aclarar los derechos y obligaciones de cada parte.
Una segunda propuesta, impulsada por James Capretta, introduce el concepto de portabilidad de beneficios de seguridad social independientemente del trabajo que se realice. El esquema es análogo a una persona que quiere cambiar de compañía telefónica, pero que desea conservar su número. La portabilidad de beneficios tendría las siguientes dimensiones:
- Portable: Los trabajadores serían dueños de sus propios beneficios, que no estarían anclados a una compañía o trabajo específicos, ni al lugar donde se desarrollen.
- Prorrateada: Los contratantes harían contribuciones a una tasa fija basada en cuánto trabaje un empleado para ellos.
- Universal: Los beneficios de seguridad social de los empleados tradicionales también se ampliarían a trabajadores independientes.
Ambas propuestas tienen virtudes y no son mutuamente excluyentes, por lo que se puede llegar a un modelo híbrido. Interesantemente, a partir de una orden de la Suprema Corte, el IMSS se encuentra piloteando un programa para integrar a las empleadas domésticas a la seguridad social, el cual tiene algunas coincidencias con los ejes aquí planteados. Tal caso representa una gran oportunidad para buscar una legislación para la economía de las chambas en su conjunto.
Un problema con la legislación del trabajo para esta época es que requiere realinearse con las tendencias innovadoras de creación del trabajo, ya que en el caso de la economía gig, el marco actual le ha quedado deber a los participantes de dichas actividades.
Se trata de que el marco sea balanceado entre crecimiento económico en niveles macro y micro, empoderamiento y protección a los trabajadores. También consiste en que, el estatus de trabajador independiente tenga el mismo atractivo que el de empleado de tiempo completo, mejorando la eficiencia del mercado laboral, sin sacrificar el grado y la velocidad de innovación.
Publicada el 11 de febrero de 2019 en Forbes México.
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