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Plan Nacional de Desarrollo: ¿Ellos juegan o nosotros jugamos?
La creación del Plan Nacional de Desarrollo (PND) es un momento trascendente para México. Después de que Enrique Peña Nieto ganara la elección, preparara la transición y asumiera el poder, viene la pregunta obligada: ¿Y qué haremos mexicanos y gobierno durante los próximos años? Hay que participar, independientemente de nuestro sector social o ideología política, para colaborar con el México que aspiramos a tener.
La Constitución y la Ley de Planeación contemplan la integración del Plan Nacional de Desarrollo. Su importancia también es operativa, pues es la hoja de ruta a la que nos apegaremos los mexicanos durante los próximos años. Nos permitirá dar seguimiento, sin ser distraídos por cortinas de humo, para alcanzar las metas planteadas.
Requerimos alternativas para problemas estructurales ya “sobre-diagnosticados”: Rendición de cuentas limitada, inseguridad, escasa cultura de la legalidad y de la participación, baja calidad educativa, inequidad social, democracia estancada, parálisis en la clase media, deficiencia gubernamental y debilidad fiscal.
Hay que ser realistas. ¿Vamos a resolver todos esos problemas? No. Pero hay que empezar por enfocarnos en atenderlos. Se ha hecho un llamado para que la sociedad sea la que plantee las prioridades del Gobierno. Del dicho al hecho hay mucho trecho, por lo que hasta ahora dicha “participación ciudadana” se ha cubierto con encuestas.
Los ciudadanos debemos aportar proyectos y propuestas concretas que nazcan de nuestras necesidades. Somos los que mejor entendemos lo que pasa, pues lo sufrimos más de cerca. ¿A ti qué te afecta y cómo lo resolverías? ¿Tienes algún familiar sin trabajo? ¿Te alcanza para menos? ¿Has sido víctima de la inseguridad? ¿Crees que la educación podría mejorar?
La oportunidad para empoderarnos como ciudadanos es extraordinaria. Aprovechemos la época de las masas. Podemos ser la generación que quiso y pudo. Por ello, el Plan Nacional de Desarrollo debe ser integral, balanceado, e inclusivo hacia todos los sectores: atendiendo el crecimiento económico, asegurando el marco legal, promoviendo la inversión para el desarrollo, supervisando la educación, corrigiendo la gestión del conocimiento, facilitando el aumento de la cultura, y estimulando la igualdad de oportunidades.
Además de directrices, las acciones deben ser orientadas a los resultados, con fechas límite y claridad para ejecutarlas. Es indispensable disminuir los costosísimos subsidios a las gasolinas, reactivar el transporte comercial y de pasajeros por ferrocarril, crear una política industrial, asentar a México como polo de innovación, desarrollo e investigación, concluir las reformas pendientes, y terminar con la matanza entre mexicanos por la guerra contra el narcotráfico.
La creación del Plan Nacional de Desarrollo requiere de mexicanos que estemos a la altura, aportando una visión más allá de este sexenio. Conocemos la realidad como es y tenemos que ser pragmáticos para ejecutar las acciones requeridas.
El reto es apasionante. Somos como el Brasil de tiempos de Lula y presentamos tantas ventajas competitivas como China. Ni Rusia ni India están en la boca del mundo. México es la nación que más llama la atención. Por eso, ¡participemos! La democracia requiere de la manifestación de todas las voces de la sociedad y la tuya es muy importante.
Ya acabaron las elecciones. Invariablemente, nos pondremos a favor o en contra del vencedor. Muchos ya se desanimaron. “Ya no vuelvo a votar.” “Ya no voy a participar.” “No nos hacen caso.” Al contrario, hay ser optimistas. Cuando no veas al político, al servidor público, o al ciudadano perfecto, participa. Propón. Postula. No está en otros. Está en ti. Esa persona ejemplar que mejor te representa, eres tú. Anímate. Participa. Cambia a México. Envía tu propuesta (http://pnd.gob.mx/) y exige con tu aportación.
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