Retos de México en Infraestructura para el periodo 2013-2018

Retos de México en Infraestructura para el periodo 2013-2018

En días pasados fue presentado el Programa de Inversiones en Infraestructura de Transporte y Comunicaciones 2013-2018, precursor del Programa Global de Infraestructura que se presentará en el 2014.  Ante ello, nos debemos preguntar, ¿cuáles son los retos que México tiene enfrente? ¿Qué implicaciones tendrá este programa para el futuro?

Con el objetivo de aprovechar la ubicación de México para convertirlo en un “centro logístico global de alto valor agregado”, el Programa de Inversiones en Infraestructura contempla 266 acuerdos y recibirá un financiamiento de 4 billones de pesos, unos 300 mil millones de dólares.

Dependiendo con el cristal con que se mire, la infraestructura mexicana presenta un panorama poco halagüeño, o de tremenda oportunidad.  De acuerdo con el Foro Económico Mundial, de entre 144 países, México es el 50 en carreteras, 60 en ferrocarriles, y 64 tanto en puertos marítimos como aeropuertos.  Más aún, estamos peor ubicados que países como Chile, Barbados, Uruguay, y Trinidad y Tobago.  No es fácil para los países americanos mantenerse bien calificados.  Estados Unidos, otrora número uno del mundo en infraestructura, ha caído al lugar 25.

Se debe destacar la histórica inversión de 582 mil millones de pesos en Infraestructura y Comunicaciones, además de los 700 mil millones de pesos en telecomunicaciones.  No se esperaba una inversión tan alta.  De los acuerdos,  210 están enfocados en incrementar la movilidad:  16 autopistas, 29 carreteras, 16 libramientos, y 7 puentes.  Entre todas estas obras destaca la Autopista Siglo XXI que conectará el Océano Pacífico con el Golfo de México a través de Puebla y Morelos.

Hay que reconocer la diversificación del transporte peatonal y de carga.  Se proponen 19 proyectos ferroviarios que incluyen las rutas México-Querétaro, México-Toluca, el transpeninsular Mérida-Riviera Maya, la tercera línea de Metro Monterrey y el tren ligero de Guadalajara.  También se contemplan 21 obras en puertos marítimos –para que México tenga 4 puertos de calidad internacional- y 21 proyectos aeroportuarios, especialmente de modernización.

En síntesis, el Plan persigue incrementar la conectividad en México, al tiempo que disminuyen los onerosos costos y molestos tiempos de espera.  Esto implica dar apenas una continuidad mínima viable al Plan Nacional de Infraestructura del gobierno anterior, y reenfocarse en la creación de infraestructura de comunicaciones para facilitar el transporte a lo largo del país.  ¿Cuáles son los retos?

Primer reto:  Cumplir el Programa Global de Infraestructura con efectividad y eficiencia.  El gobierno anterior promovió la infraestructura a niveles históricos, mismos que naturalmente son superados por este Programa.  Lamentablemente, la ejecución de dicho plan presentó importantes sobrecostos, un grave subejercicio presupuestal, e incumplimiento en las fechas de entrega.  Además, para lograr cumplir este Plan no bastarán los recursos económicos y el capital político: Faltan ingenieras e ingenieros.

Segundo reto:  Que el Plan sea una contribución balanceada para lograr una infraestructura más competitiva, resiliente y diversificada.  México recibe constantes críticas por los países de TLCAN sobre su infraestructura., calificada como insuficiente, obsoleta, lenta, y poco diversificada.  México tiene que enviar una clara señal que de una vez por todas, trabajará para convertirse en el centro de la logística del mundo, aprovechando que es el país mejor ubicado: cercano a Latinoamérica, socio de Europa y Asia, y vecino de Estados Unidos.  En el Plan anterior,  el incisivo énfasis que se prestó a las comunicaciones terrestres parecía tener sentido, pues el país no tenía una malla de conectividad.  Sin embargo, hemos llegado a un punto en el que más del 80% de las personas y las cargas se mueven por vías terrestres, de las que sólo el 40% están bien asfaltadas.  La diversificación es bienvenida.

Tercer reto:  Integrar la infraestructura dentro de una estrategia global de crecimiento, con perspectivas más allá del sexenio y de los fines tradicionales que persigue la construcción de la infraestructura.  Existe una migración mundial hacia una economía caracterizada por la innovación, la energía con bajo consumo de carbono, y la intensa comercialización de las exportaciones.  Con infraestructura se facilita la innovación, pues se integran rápidamente las personas y entidades que impactan en las regiones.  Con infraestructura, el consumo energético se vuelve menor y con costos más bajos.  Con infraestructura, la exportación y comercialización se vuelve muy barata.  La infraestructura es crítica  para el bienestar de las personas, y poco a poco se convierte en el medio, no en el fin.

Los tres retos son mayúsculos y requerirán de excelente comunicación, voluntad, y manejo de recursos.  Pero aunados a estos retos, hay dos malas noticias y una buena noticia.

La primera mala noticia es que este presupuesto histórico está sujeto al Pacto por México.  ¿Y si los partidos entran en conflicto?  No se podría tener un plan tan ambicioso.  Sólo tendremos certeza sobre los alcances finales del Plan hasta que las Reformas Energética, de Pemex, y Hacendaria se hayan logrado.  La segunda mala noticia es que de los 4 billones de pesos anunciados, apenas se tiene certeza sobre el destino de 1.3 billones, por lo que los restantes 2.7 billones están etiquetados en un enigmático “por definir”.  Esta partida, además de todas las actividades restantes,  incluye los presupuestos de inversión a Pemex, CFE y Conagua.  ¿Cuál será la prioridad del gobierno?

La buena noticia es que por fin México se compromete con la infraestructura más allá de un sexenio y el enfoque multimodal que propone es atinado.  México tiene que aprovechar el increíble potencial que traen consigo los 20 años del Tratado de Libre Comercio (NAFTA) con América del Norte, las negociaciones del Acuerdo Estratégico Trans-Pacífico (TPP) con América y Asia, y las pláticas de cara a la Zona Transatlántica de Libre Comercio (TTIP) con América y Europa.

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