Ingeniería Latinoamericana: Aspiración y Necesidad

Ingeniería Latinoamericana: Aspiración y Necesidad

Nos encontramos en el apogeo de la era del conocimiento, en la que el uso de las tecnologías produce beneficios económicos, de desarrollo, y de generación de empleo.  Hoy más que nunca, se necesita el avance de cada región en áreas como las ciencias, tecnologías, ingenierías, y matemáticas.  Cada día es más común encontrar modelos de negocio en el que la materia prima y la producción componen una mínima parte del valor del producto.  Lo que vale es el conocimiento, no la producción.  Y es por la construcción y aplicación de ese conocimiento por el que nos debemos preguntar ¿aporta más la Ingeniería de Latinoamérica a otras regiones o son otras regiones las que aportan más a Latinoamérica?

Una de las corrientes de Ingeniería que más influye en América Latina es la estadounidense.  El último siglo ha sido de constante transferencia tecnológica y cierto grado de inversión, pero la mayoría de las tecnologías fueron desarrolladas en el país del norte.  La ingeniería y tecnología estadounidense tienen incidencia sobre Latinoamérica en los sectores automotriz, de infraestructura, de construcción, electrónico, de comercio y logística, petrolero y energético, telecomunicaciones, computación, aeronáutico, de alimentos y bebidas, financiero, de manufactura, militar, desarrollo de productos, entre otros.  Para muestra basta un botón: Un producto mexicano tiene cuatro veces más valor agregado estadounidense que un producto chino.

Otra corriente de Ingeniería que tiene alta influencia en América Latina es la de los países ex soviéticos, principalmente Rusia, Ucrania, Bielorrusia.  Si bien la relación se fue enfriando después de la desintegración de la URSS, en el siglo XXI ha repuntado la influencia de dichos países en las áreas energética –renovables y no renovables-, de desarrollo de productos, militar, de transporte masivo, aeronáutico y aeroespacial, de geolocalización, entre otros.  Por ejemplo, la presencia de la Ingeniería Rusa ya llega a Brasil, Venezuela, México, Perú, Chile, Bolivia, Argentina, y Ecuador.

Mirando más allá de nuestro continente, debemos notar la presencia de países asiáticos.  Recurrentemente Japón se dedicaba a desarrollar las tecnologías que compitieran por el primer puesto global en calidad, mientras que Corea y China se dedicaban a la manufactura de productos baratos.  La década de crisis en Japón ha mermado de forma sustancial su influencia en Latinoamérica, disminuyendo no en calidad, sino en volumen de transacción.  Al mismo tiempo, Corea ya crea sus propias tecnologías y China, además de desarrollarlas, invierte en el extranjero.  El país del dragón fue muy criticado cuando comenzó su desarrollo de propiedad intelectual debido a sus prácticas de piratería  y dumping, pero al estar preparando más de un millón de ingenieros por año, se ha convertido en una superpotencia de conocimiento.  Así, China participa hoy en el diseño e inversión de 54 mil millones de dólares en los sectores energético, de transporte, de electrónica, de infraestructura, y minero de América Latina.

Igualmente se reconoce la presencia de la Ingeniería Europea en América Latina, tratándose especialmente de los países de Alemania, Francia, y España.  La Ingeniería Alemana ha logrado su máxima influencia y sofisticación a través de la obsesión por los detalles, especialmente en las industrias automotriz, de maquinaria para todos propósitos, y de diseño de productos de alta calidad.  Sin embargo, Alemania ha tenido que mirar hacia Europa para tratar de sostenerla, acotando su influencia latinoamericana.  La ingeniería francesa sigue teniendo cierta participación en la industria energética, mientras que la ingeniería española ha disminuido su principal aportación a los sectores de infraestructura de transporte y energías renovables.  Es tal el desempleo español, especialmente en jóvenes, que las y los ingenieros emigran a Alemania, México, y países de Centroamérica, sobretodo Panamá.

¿Y la Ingeniería Latinoamericana?  Se puede encontrar que si bien existen buenos niveles de exportación comercial de América Latina al mundo, la exportación de Ingeniería prácticamente no sucede.  Los desarrollos, tecnologías, y recursos humanos que se exportan al mundo llegan a ser los inherentes a las Ciencias de la Tierra y en menor grado, pertenecientes a la Logística.  Cabe destacar que el intercambio de estos recursos dentro de Latinoamérica sí es más dinámico.  Existen empresas mexicanas trabajando en Centroamérica, brasileñas en Perú y Colombia, y venezolanas en Bolivia.

Revisando por país, se puede encontrar que Colombia se ha especializado en transporte, mientras que Chile se ha enfocado en estructuras.  Panamá se ha especializado en infraestructura comercial  y de logística, mientras que Brasil lo ha hecho en energías –renovables y no renovables-, manufactura, y producción industrial.  México lo ha hecho muy bien en estructuras y túneles, mecánica de suelos, plantas hidroeléctricas, transporte, y manufactura.

En conclusión, encontramos que la Ingeniería Latinoamericana es muy diversa en su especialización, pues se ha desarrollado más atendiendo a urgencias locales que a modelos con visión de desarrollo en el largo plazo.  Hemos impactado mucho menos en el mundo de lo que lo han hecho otras regiones.  No estamos logrando pasar del “Hecho en Latinoamérica” al “Diseñado y Hecho en Latinoamérica”, que es una aspiración indispensable para crear valor agregado.

Es una necesidad que América Latina compita contra el mundo; no es posible que empresas como Google y Apple tengan mayor valor que el PIB de Bolivia y otros países aún más pequeños.  El momento es ahora, pues las carencias y necesidades combinadas con la geoubicación privilegiada del continente estimulan la innovación.  A diferencia de buena parte de los países desarrollados, América Latina requiere de construir casi todo, por lo que el mundo voltea hacia aquí.  La pregunta es si lo haremos nosotros o dejaremos que los beneficios económicos, sociales, y de desarrollo se vayan a otra región.

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