Lecciones del mega corte de agua en CDMX

Lecciones del mega corte de agua en CDMX

El mega corte de agua nos deja lecciones para los años que vienen: temas como el modelo financiero, el ejercicio del derecho al agua y el cambio climático serán factores clave.

El abastecimiento de agua en las ciudades volvió a estar en el foco debido al mega corte del Sistema Cutzamala que inició la primera semana de noviembre. La interrupción del suministro fue necesaria para instalar una K invertida de 180 toneladas y 3 metros de diámetro que permitiría la interconexión de las dos líneas que abastecen el sistema a muy alta presión y le daría una redundancia que también facilitaría su mantenimiento. Asimismo, se instaló una Y para comunicar los motores de las dos líneas que abastecen al sistema y también poder tener una redundancia.

Cabe destacar que no se le había dado mantenimiento a esta parte del sistema desde 1982, y que la operación se comenzó a planear en 2013. Como en muchas ocasiones, la infraestructura hidráulica está fuera de la vista, y también de la mente, hasta que ocurre un evento grande como el desabasto de los últimos días.

Los preparativos para el corte anticipaban una ‘situación crítica’: el sistema que provee una cuarta parte del agua de la Ciudad de México estaría apagado por varios días, afectando a 480 colonias en la mayoría de las delegaciones, disminuyendo el flujo para hospitales y escuelas, y aquejando hasta a 135 mil pequeños negocios.

La situación se complicó cuando, al echar a andar los motores correspondientes, la K invertida —valuada en hasta 500 millones de pesos— se desplazó aproximadamente 4 cm, deslizamiento que se agravaría en caso de que el sistema se usara con potencia de servicio. Se decidió detener la operación y cortar la K invertida para dejar esa sección operando como lo hacía anteriormente; probablemente la pieza quede inhabilitada. Esta situación provocó que el sistema no operara por otros tres días, lo que ocasionó el recorte por mantenimiento más prologando en la historia del sistema.

Si bien la afectación fue heterogénea para diferentes zonas de la ciudad, los preparativos y las vivencias —inclusive histeria— que la población experimentó en algunas colonias son apenas un primer ensayo de los problemas futuros a los que nos podríamos enfrentar. Ambos nos permiten obtener valiosas lecciones para el futuro del sistema hidráulico de la Ciudad de México y su gestión, especialmente porque en los próximos días se decidirá qué hacer con la pieza, además de que se revisará el funcionamiento del sistema originador y en algunos meses se pondrá en operación la tercera línea del Cutzamala.

La importancia del agua

Desde el punto de vista económico, el agua significa negocio por sus implicaciones multidimensionales: requiere inversión, genera empleos y facilita el funcionamiento de millones de hogares, negocios e industrias que dependen de los sistemas de agua. Por otro lado, su uso para fines agrícolas, industriales y domésticos ha llevado al agua a convertirse en un recurso cada vez más escaso con un suministro limitado y amenazado.

La vida moderna depende de los servicios de agua de alta calidad. A medida que la población mundial siga creciendo —especialmente en urbes—, su distribución equitativa, así como su tratamiento avanzado y su saneamiento, serán más importantes. Las dimensiones son colosales y tienen varias aristas, pues se requiere:

  • Garantizar el suministro de agua para respaldar los crecimientos económico y poblacional
  • Atender las tensiones ambientales derivadas del excesivo uso de los recursos hídricos compartidos
  • Gestionar el riesgo de aumentar la volatilidad del suministro de agua
  • Atender la separación histórica entre las zonas rurales y urbanas
  • Balancear la cantidad de agua que las personas consumimos y el precio que pagamos por el agua

El derecho al agua en México

De acuerdo con la Institución Brookings, existe una visión que concibe al líquido como un derecho humano básico, por lo que, en general, se opone a la fijación —especialmente al aumento— de los precios del agua. Un segundo enfoque es ver al agua como “un producto al que se le debe asignar un valor, y que debe tener un precio adecuado para mantener su sustentabilidad y un uso eficiente.”

México tiene una posición intermedia, que concede que el acceso al agua es un derecho humano básico, pero que, “dado que el agua es traída desde su origen, tratada para consumo humano y entregada en el hogar, es apropiado pagar por el tratamiento y el suministro de agua.”

Conforme avanzan los silenciosos esfuerzos por la privatización de este recurso, comienzan a surgir conceptos legales como el robo y contrabando de agua, independientemente de si es por necesidad o por un uso no permitido. En una situación de corte de suministro, las declaraciones en pro de lograr más inversión para el sistema, la presión social por la falta del líquido, la distribución vía pipas y hasta su necesidad de custodiarlas con patrullas, hacen que se asomen tintes del segundo enfoque, mucho más punitivo y litigante, que podría permear más en el futuro e influir en la legislación al respecto.

Retos del sistema de aguas

Los retos del sistema son bastante intuitivos para los habitantes de la ciudad. Se requiere de infraestructura hidráulica para la distribución adecuada. Al tiempo que se acumulan los pendientes de reemplazo y mantenimiento, se deben actualizar las plantas para garantizar la continuidad, la calidad y el volumen del vital líquido.

Conagua menciona que el grado de presión sobre la cuenca del Valle de México es de 140%, cuando en 2005 era del 120%. La dependencia de los pozos dentro del valle ha acelerado el hundimiento de la ciudad y la dislocación de tuberías, contribuyendo así a que el 40% del agua bombeada a la metrópoli se pierda en fugas.

Por otro lado, de acuerdo con el Director del Sistema de Aguas de la Ciudad de México (SACMEX), el presupuesto “no cubre ni la mitad de las necesidades de la red. [Es] un déficit agravado por un recorte de los recursos que el Ejecutivo Federal destina al SACMEX de más del 70% respecto a 2016.”

Esto también empuja a que, en la nueva administración, sea probable que se tengan que ajustar las tarifas de la ciudad. Esto ha sido históricamente complejo porque hay que atender los principios de equidad y anticipar los efectos de los precios tanto en las personas como en las organizaciones de todos los niveles de ingreso. Es por ello que será importante establecer métricas y pautas más claras, que apunten a un servicio más confiable y asequible. También será relevante mejorar las capacidades de asistencia al cliente.

Un requerimiento adicional será aprovechar la innovación tecnológica para impulsar eficiencias adicionales, principalmente para mejorar los índices de uso de agua para riego, disminuir las fugas, desarrollar formas no convencionales para la obtención de agua, implementar procesos de reciclaje, y limitar la cantidad de energía y desperdicio que producen los servicios de agua. Esto será clave dentro de la austeridad republicana, ya que estas innovaciones requerirán gastar más dinero hoy para ahorrar más dinero mañana, principalmente por la reducción de los costos de infraestructura.

El agua en tiempos del cambio climático

Los retos aquí descritos no son muy diferentes a los desafíos que existían hace 40 años, cuando se construyó el Cutzamala. Lamentablemente, están concebidos para un mundo que no incorporaba el cambio climático, situación que nos obliga a repensar las premisas de infraestructura hidráulica y a entender el agua como un activo estratégico. Entre estas premisas se encuentra la posibilidad de trasladar agua entre dos puntos sin importar la distancia y sin considerar el impacto del ecosistema, el agotamiento de los acuíferos o los costos energéticos.

La hidráulica en tiempos de cambio climático está influida por una población en crecimiento y un clima —principal impulsor de las condiciones de suministro de agua— alterado dramáticamente. Estos hechos serían problemáticos por sí solos, pero en los tiempos actuales, están convergiendo y hasta colisionando.

Por tanto, un paso crucial será tomar en cuenta la huella hídrica de diferentes componentes de la economía en las políticas públicas del agua y hasta entre los factores para decidir su distribución. Por ejemplo, la fabricación de una llanta requiere de 7.8 mil litros de agua, mientras que un barril de petróleo requiere 7 mil litros, una batería de celular 4.9 mil litros y una tonelada de cemento 4.6 mil litros.

Por otro lado, “el consumo de agua promedio de un mexicano equivale a 1,978 metros cúbicos por año, mientras que el promedio mundial es de 1,385.” Al tiempo que el 5% del agua (unos 271 litros por día) se utiliza en actividades como preparación de los alimentos, limpieza personal y del hogar, el otro 95% (unos 5,148 litros por día) se utiliza de forma indirecta, gracias a hábitos alimenticios, patrones de consumo y estilo de vida.

Conclusión

Como aquí se ha visto, el agua es un tema vital que hemos ‘resuelto’ con efectividad suficiente como para olvidarlo hasta que no sucede alguna crisis. Existen fenómenos que incrementan la presión diaria a los sistemas de agua, pero también hay acciones personales que complican la situación. Por tanto, el mega corte de agua es un buen recordatorio para considerarnos afortunados por el reconocimiento del agua como un derecho cuyo precio no está completamente determinado por las condiciones del mercado.

Es también un momento oportuno para emprender acciones que disminuyan nuestra huella hídrica y anticiparnos a situaciones similares o más graves que se podrían desencadenar en el futuro. La crisis del agua que vivimos es apenas la punta del iceberg de las sequías, conflictos y migraciones que pueden venir.

Para conocer tu huella en uso de agua, puedes usar la calculadora de la Red de Huella Hídrica.

 

Publicada el 9 de noviembre de 2018 en Forbes México.

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