Los Emprendedores: Irruptores de la Triple Hélice Mexicana

Los Emprendedores: Irruptores de la Triple Hélice Mexicana

La ola de innovación mundial que han traído los emprendedores e inversionistas ha irrumpido de forma dramática en el modelo tradicional de la triple hélice del crecimiento económico, en auge desde los 60’s. Este modelo propone una espiral integrada por Gobierno, Empresas, y Universidades, que se convierte en motor creador de riqueza.  La triple hélice es intrínsecamente desafiada por los nuevos innovadores –emprendedores e inversionistas- que asumen responsabilidad para la creación de valor agregado y empleo. Hemos pasado a una quíntuple hélice. Por ello, es necesario entender a estos dos nuevos jugadores para facilitar su integración a la producción económica y la permeabilidad del bienestar que produce la innovación hacia sectores menos favorecidos.

Emprender es hoy en día el término que se usa ampliamente en todos los sectores de la sociedad. Parecería una panacea en la que el “gran emprendedor” tendrá una idea que generará tantas ventas, empleo, y crecimiento, que acabará con todos los problemas económicos de un país. Este fenómeno se ha dado en varias naciones, cayendo algunas veces en el “emprendimiento por decreto”.

Sin embargo, ni el concepto de emprender ni el emprendedor mismo están comprendidos por los actores que quieren introducirse con el nuevo sistema. De acuerdo con Eric Ries, gurú y acelerador del movimiento global Lean Startup, un emprendimiento es “una institución humana diseñada para crear un nuevo producto o servicio bajo condiciones de extrema incertidumbre”.

La incertidumbre ha existido desde el inicio de la tecnología, y conforme la humanidad ha avanzado, hemos aprendido a lidiar con ella. Por ello, si bien las habilidades de emprender se pueden aprender y desarrollar, también hay un ingrediente nato de desafío al status-quo, pasión aguda por resolver un problema, y aversión a lo cotidiano que no puede dejar de entenderse.

El ecosistema mexicano de emprendedores ha tenido avances importantes en los últimos meses dignos de ser mencionados: La creación del Instituto del Emprendedor, la unificación del marco para aplicar el capital de inversión, la creación de las Sociedades Anónimas Promotoras de Inversión (SAPI’S), entre otros. Pero no son suficientes.

Los principales retos para los próximos años son:

  • Crear un ecosistema mucho más atractivo, basado en una amplia cartera de oportunidades económicas.
  • Empoderamiento de los emprendedores locales. Los mexicanos debemos ser capaces de competir estructuralmente con los estadounidenses, indios, chinos, chilenos, israelíes, panameños, finlandeses, entre otros.
  • Explotar al máximo el acceso a los mercados locales.
  • Mejorar en los costos de operación.
  • Aumento en los salarios.
  • Facilitar oportunidades y procedimientos para iniciar un negocio.
  • Mejorar el humor y optimismo del país.
  • Impulsar la educación emprendedora, no a través de cursos con nombre “emprendedor” sino realmente maximizando la forma de aprender a través del lanzamiento, la identificación y corrección de errores, la solución de los mismos, y la iteración del producto.
  • Aumento de población, tamaño y madurez de los emprendimientos.
  • Mayor actividad del capital de riesgo y ampliación en la cobertura del mismo.
  • Mejora en el rendimiento de los emprendimientos, aumento de su potencial y crecimiento en términos de ingresos, generación de empleo, y valor agregado.
  • Adopción del ecosistema de nuevas tecnologías, procesos de gestión, y modelos de negocios.
  • Mejora en la calidad de la red de apoyo, especialmente en términos de mentores, proveedores de servicios, y fuentes de financiamiento.
  • Identificación e impulso de talentos mexicanos.
  • Diferenciación de otros ecosistemas.
  • Acceso directo a capital nacional, y en mayor grado, internacional.

Por todo esto, los mejores resultados no los entregarán los cientos de fundaciones, semilleros, páginas de internet, agentes emprendedores, asesores, premios, incentivos fiscales, y demás “emprendimientos por decreto”. Tampoco los entregarán los eventos en formato: Anuncio de programa, testimonio de empresarios PyMEs, discurso político y brindis de honor.

Sólo a través de abrazar una dinámica de innovación, gestión del riesgo, e impulso de la asociación entre miembros del ecosistema, se logrará consolidar que los emprendedores sean una solución y no un problema. Ser emprendedor no es ser PyME, ni tener un autoempleo, ni ir a un cursito, ni participar en un programa gubernamental. Ser emprendedor es irrumpir en los esquemas tradicionales creando valor agregado a través de la innovación, y apoyarse del ecosistema para volver ese proyecto un modelo financiero sustentable, que de preferencia alcance a sacudir el establishment social, económico, y hasta político. Y así, debe ser comprendido por todos los actores del ecosistema, como un irruptor dentro de una ola de incertidumbre e innovación.

 

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