Emprendedores Tecnológicos: La Nueva Clase Política

Emprendedores Tecnológicos: La Nueva Clase Política

Su influencia política y social se ha expandido casi con la misma velocidad que su volumen de usuarios. A este fenómeno se le llama política viral, en el cual, si bien las empresas no crean contenido político, sí facilitan u obstaculizan su expansión. 

 

Regla 11: “Llévate bien con los nerds. Existen muchas posibilidades
de que termines trabajando para uno de ellos”: frase supuestamente
dicha por Bill Gates, aparentemente acuñada por Charles J. Sykes.

 

Uno de los temas más calientes de la elección presidencial de Estados Unidos es: ¿a quién apoyarán los grandes empresarios de la tecnología? Y la pregunta no es gratuita: la influencia de las empresas tecnológicas y sus océanos de usuarios pueden decantar una elección.

Pero, como veremos aquí, los intereses de esta nueva clase política contradicen las posturas más ortodoxas de la ciencia política, y su mirada está fija más allá del siguiente encuentro en las urnas. Ante ello vale la pena preguntarse ¿cómo llegaron los emprendedores tecnológicos a tener tanto poder e interés por lo político? ¿Qué proyectos han implementado a través de sus plataformas y han defendido en los juzgados? ¿Cuáles son sus convicciones? ¿Cómo sería un mundo donde fueran más influyentes?

 

La tecnología podría cambiar la historia de la política

La tecnología se ha convertido en uno de los motores de la economía mundial. Alrededor suyo han aparecido burbujas como la del dotcom, pero también han aparecido empresas que además de crear más valor que muchas industrias juntas, influyen en miles de millones de personas diariamente. Las empresas con más usuarios tienen masas de población más grandes que países enteros.

Por ejemplo, mientras el récord de televidentes del Super Bowl llegó a 114 millones de estadounidenses —este evento es el más visto del año—, hay más de 150 millones que usan Facebook diariamente en el mismo país. Asimismo, 1.59 mil millones de personas tienen una cuenta de la red social y mil millones de personas usan WhatsApp y YouTube. Y qué decir de Google, que recibe 40 mil búsquedas por segundo, o de Netflix, que en un día de alta demanda puede requerir el 37% del ancho de banda de todo el internet. (Smith, 2016)

Las grandes empresas exponenciales son de naturaleza informática, sofisticada e hipercapitalista, pues cuentan con pocos activos físicos y con presencia global instantánea, lo que les permite tomar con rapidez el terreno que antes tenían ciudades económicas ícono como Detroit y Nueva York. Así, su influencia política y social se ha expandido casi con la misma velocidad que su volumen de usuarios. A este fenómeno se le llama política viral, en el cual, si bien las empresas no crean contenido político, sí facilitan u obstaculizan su expansión, tal como ha pasado en los movimientos de la Primavera Árabe, el activismo chino o el movimiento #YoSoy132.

Dichas empresas no tienen empacho en ‘meter el cuerpo’ cuando es necesario. Hoy, Silicon Valley[1] y sus capitanes dan más dinero a los políticos que industrias como Hollywood y Wall Street. La empresa reina es Google, que es la novena que más gasta en lobbying (o cabildeo), por encima de empresas aeronáuticas, eléctricas y farmacéuticas, así como organizaciones gremiales y sindicatos.

Conforme estas empresas han destinado más recursos a sus relaciones con los gobiernos, los políticos tanto de izquierda como de derecha se han acercado a los empresarios de la tecnología para que con donaciones financien sus campañas. De esa forma, los políticos han obtenido unos 60 millones de dólares en las últimas décadas. Este intercambio va más allá de lo monetario: los tecnólogos aprovechan para intercambiar ideas y sugerir políticas públicas.

Sin embargo, más allá del lobbying tecnológico, los políticos no alcanzan a entender a los emprendedores tecnológicos y se hacen preguntas como: ¿por qué si tienen ideas tradicionalmente de derecha éstos dan dinero a los políticos de izquierda? Este fenómeno ha sido bautizado como el de las “lealtades bizarras”, pero tiene un significado más profundo que hablar de ‘simples’ donaciones al candidato preferido.

 

Emprendedores, tecnólogos, ¿políticos legistas?

A simple vista llama la atención una tendencia: cuando un congresista o político propone una ley para detener una empresa de tecnología en la conquista de nuevos mercados, los emprendedores tecnológicos —buena parte de ellos viviendo en Silicon Valley— se unen para defender la empresa, y generalmente salen airosos.

Sus victorias no sólo ocurren en la computadora y el móvil, sino también en los juzgados: han ganado a sindicatos lo mismo en temas de libre mercado, en escuelas chárter[2] e inmigración especializada, así como a alcaldes, congresos locales y gobiernos metropolitanos en empleo, vivienda y transporte. Asimismo, desde años recientes, en caso de conflicto entre tecnológicas y sindicatos, los legisladores prefieren seguir la agenda de las primeras.

Por ejemplo, en 2012 se introdujo la propuesta de ley llamada Stop Online Piracy Act (SOPA), que recibió amplio apoyo en ambas cámaras del Congreso estadounidense por proponer expandir las atribuciones del gobierno federal para combatir y castigar el tráfico de contenidos con derechos de autor y los bienes clasificados a través de internet. Las empresas tecnológicas consideraron que la propuesta amenazaría la libertad de expresión —un valor que suele apelar a las personas de izquierda— así como las inversiones e innovaciones a través del internet, pues permitía que por detalles menores se pudieran bloquear sitios enteros.

Entonces Wikipedia, Google, Facebook, Amazon, Twitter, Yahoo!, AOL, Reddit, LinkedIn, eBay, PayPal, WordPress, Tumblr, Mozilla, Megaupload y otras 7 mil compañías tecnológicas más protestaron, algunas apagando sus sitios y otras juntando 7 millones de firmas en cuestión de horas. Esto muestra la vigencia de que estas empresas, al igual que los partidos políticos o los movimientos sociales, tienen forma de actuar en bloque para maximizar su capital político. El desenlace es conocido: la propuesta de ley no pasó. (Rushe & Deveraux, 2012)

De manera interesante, los capitanes de las empresas tecnológicas se conocen desde antes que los conflictos sucedan. El ejemplo más claro es la mafia PayPal, que es el término usado para describir un grupo de empleados de PayPal que han iniciado y desarrollado otras empresas tecnológicas. Entre los más de 20 miembros del clan, que incluye tres billonarios, destacan:

  • Peter Thiel, quien además de fundar PayPal ha iniciado Palantir Technologies (la compañía de análisis de datos cuyos principales clientes son las agencias de inteligencia del gobierno estadounidense), y fue el primer gran inversionista en Facebook, de Mark Zuckerberg.
  • Elon Musk, quien además ha fundado SpaceX (una empresa de manufactura aeroespacial y transporte al espacio), Tesla Motors (una empresa que diseña, manufactura y vende autos eléctricos de lujo y baterías), Solar City (empresa que diseña, financia e instala sistemas de energía solar) y OpenAI (una organización sin fines de lucro para desarrollar inteligencia artificial que beneficie a la humanidad).
  • Reid Hoffman, quien fundó LinkedIn (la red social de contactos profesionales más grande del mundo) y que dirige GreyLock Partners, un fondo de inversión que ha dado dinero a Facebook, Zynga, Flickr y Dropbox, entre otras. Hoffman fue quien presentó a Zuckerberg con Thiel, cuando Facebook apenas despuntaba.
  • Jawed Karim, quien pasó de ser el diseñador del sistema antifraudes de PayPal a cofundar YouTube con Steve Chen.
  • Jeremy Sttopelman, quien pasó de ser vicepresidente de Ingeniería a cofundador de Yelp con Max Levchin. (Parrish, 2014)

Cabe destacar que estas conexiones no se entenderían sin la naturaleza de Silicon Valley, que atrae a nerds de todo el mundo, que gravita alrededor de una universidad eminentemente innovadora como Stanford, y que ha desarrollado una de las redes de inversionistas que más rápido comparten información sobre los nuevos emprendimientos que pueden conquistar el planeta. El efecto de estas redes en realidad promueve un círculo de élite, que no es muy diferente de los grupos políticos de nuestros países.

 

¿Qué ideas o proyectos tienen? ¿Cómo los han defendido en los juzgados?

Los emprendedores tecnológicos tienen algunas ideas que han popularizado en su ecosistema y que los hacen diferentes de otros grupos sociales. Por ejemplo:

  • Peter Thiel ha retomado el concepto marxista —aunque muy popular entre los libertarios— de que el capitalismo y la competencia son incompatibles. En su visión, un mercado en competencia perfecta no generaría ganancias, por lo que propone que los capitalistas no busquen competencia, sino ventaja. A pesar de que sabe que los monopolios tienen mala fama, y que esta postura podría parecer una estrategia de imagen, él recomienda que las empresas busquen un mercado en el que puedan dominar y construir un monopolio, de forma que puedan concentrarse en innovar, ofrecer mejores precios y obtener utilidades que sólo estarían al alcance de grandes competidores. De acuerdo con su visión, lo más irónico es que los verdaderos monopolios dirán que no son monopolios porque “compiten con otras grandes empresas” (por ejemplo, Google, Apple, Amazon y Facebook dominan claramente sus mercados, pero dicen que compiten férreamente entre ellas, por lo que no son monopolios), mientras que las empresas que no son monopolios se venderán diciendo que sí son monopolios para atraer mejores inversionistas. (Thiel & Masters, 2014)
  • Ruy Kurzweil, jefe de Ingeniería de Google, dedica su vida a cavilar sobre la tecnología. Ha concluido que estamos a menos de 5 años de que las computadoras hagan lo mismo que los seres humanos, pero con menos errores. Según él, a este ritmo de desarrollo tecnológico, las máquinas nos ayudarán a dar el siguiente salto evolutivo hacia una civilización máquina-humano, que él ha llamado “La Singularidad”. (Kurzweil, 2005)
  • Mark Zuckerberg, fundador de Facebook, se ha pronunciado a favor de políticas de empresa; por ejemplo, que los padres de bebés recién nacidos obtengan licencias de ausencia por paternidad. Además anunció que a lo largo de su vida transferirá el valor del 99% de sus acciones en Facebook a una empresa tipo sociedad de responsabilidad limitada de reciente creación, establecida con su esposa Priscilla, sobre la que conservará sus plenos poderes de decisión, y que entre otras cosas tendrá la misión de avanzar el potencial humano y promover la equidad a través de filantropía, la representación pública y el bien público. (SEC, 2015) Al ser preguntado sobre su postura política, dijo estar en “pro de la economía del conocimiento”.
  • Tim Cook, CEO de Apple, ha sido un ideólogo para que las compañías con inversionistas no sean tan vulnerables a los caprichos de éstos, enfatizando la capacidad de gestión y decisión de los directivos de la compañía. Asimismo, Cook encabeza el movimiento por las diversidades sexuales entre la comunidad tecnológica.

Entre los proyectos tanto personales como institucionales destacan los implementados por:

  • Peter Thiel ha abierto Thiel Fellowship para que los alumnos de universidades de prestigio que sientan que no están aprendiendo lo suficiente, abandonen la educación superior —sin reclamo económico, cultural o social— y comiencen sus propios emprendimientos que resuelvan lo que ellos consideren “problemas de la humanidad”.
  • Sheryl Sandberg, directora de Operaciones de Facebook, comenzó Lean In en 2013, un movimiento para promover la equidad de género y desaparecer barreras sociales, sexistas y personales que complican que las mujeres se integren a posiciones de liderazgo en gobierno, negocios y desarrollo. Esta postura, muy admirada en el mundo corporativo, ha sido criticada porque consideran que la inclusión de las mujeres en el mercado no es suficiente para eliminar sus obstáculos o injusticias.
  • Bill Gates, conocido en todo el mundo hace décadas, se ha reinventado como filántropo a través de la fundación que tiene con su esposa Melinda, hasta convertirla en la fundación privada más grande del mundo. Si bien se ha enfocado en temas de desarrollo como erradicación de la polio y la banca electrónica para África, ahora está fondeando Escuelas Chárter, instituciones altamente experimentales, sin sindicato de maestros, con alta intervención de los padres e impulsadas por métricas de rendimiento, y que enfatizan el valor de la educación para personas de color como latinos y afroamericanos. A este movimiento, al que se unió Zuckerberg, han donado más de 100 millones de dólares (mdd).
  • Reid Hoffman, conocido como el Oráculo de Silicon Valley, se hizo famoso por coinventar en PayPal el cabildeo político comunitario vía internet, que es cuando los usuarios inundan a las autoridades con e-mails de protesta por cualquier norma que los quiera frenar. En 2012, Hoffman le dio 1 mdd a la campaña de Obama. El presidente quedó tan agradecido que ahora habla por teléfono con Hoffman, y lo invita a eventos en Washington, y éste, a su vez, organiza cenas para Obama. También le ha dado información recolectada por LinkedIn para los informes económicos de empleo, y se sabe que la Casa Blanca busca que las redes sociales de amistad y negocios le ayuden a conectar con las audiencias más grandes. (Lemann, 2015)
  • Mark Zuckerberg, además de sortear complejos casos judiciales en que ha estado sobre escrutinio la originalidad de la idea de Facebook, las políticas de privacidad de su red social y su influencia cuando invita a las personas a salir a votar, tiene su propia iniciativa de cabildeo. FWD.us busca una reforma migratoria que satisfaga las necesidades de Silicon Valley, que incluya cambios en el sistema educativo para impulsar la ciencia y la tecnología. Si bien ha sido controvertida por sus formas, a veces elegantes, a veces toscas, es apoyada por empresas como AOL, Microsoft, Airbnb, Y Combinator, Netflix, Walmart, Google, Cisco, Microsoft, Yahoo!, entre otras.

Entre las luchas judiciales destacan:

  • Travis Kalanick, fundador de Uber, quien de forma agresiva, ambiciosa y cerca de pasar la línea de lo ético y lo legal ha combatido ferozmente a alcaldes, sindicatos de taxistas y lobbyings de transportistas. Su victoria más sonada ha sido la inundación de firmas de usuarios llevadas ante los tribunales en contra de la propuesta del alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, quien quería restringir el número de ubers en circulación. Su compañía es bien conocida en algunos casos por hacer caso omiso a las decisiones de los tribunales. Quizá su juicio más importante es O’Conner vs. Uber, en que los contratistas cuyo trabajo de tiempo completo es Uber podrían ser reclasificados para recibir las mismas prestaciones que los empleados de tiempo completo. Por otro lado, Uber ha trabajado con algunas ciudades para darles información de rutas y tráfico de sus choferes, de forma que puedan mejorar la eficiencia de sus sistemas de transporte metropolitano.
  • Larry Page y Sergei Brin, cofundadores de Google, han destinado importantes recursos para defender su buscador ante las autoridades europeas, quienes los acusan de prácticas monopólicas. Ya en Estados Unidos han realizado donaciones a 162 miembros del Congreso, e inclusive el director de Tecnología de la Casa Blanca es un antiguo empleado de la compañía.
  • Tim Cook, director de Apple, ha destinado grandes recursos de la compañía para frenar al gobierno federal para que no le pida más información sensible de usuarios de productos de la compañía. Además, la empresa encabeza los esfuerzos que complementan Google y Amazon para blindarlas ante demandas de troles de patentes, que son compañías que no manufacturan productos, pero que al ser dueñas de patentes extorsionan a las compañías tecnológicas. (Lapowsky, 2015)
  • Elon Musk, director de Tesla, ha combatido con ferocidad el lobbying de las empresas petroleras, que iban en contra del desarrollo de los automóviles eléctricos, así como de las ensambladoras de coches, que tratan de retrasar la salida de los autos sin conductor.
  • Jeff Bezos, fundador de Amazon, destinó una gran cantidad de dinero a combatir la ley de la neutralidad en la red, que hubiera afectado los servicios de streaming de Amazon Video, y actualmente está tratando de derogar las regulaciones que impiden que su compañía pueda repartir paquetes con drones.
  • Brian Chesky y Joe Gebbia, cofundadores de Airbnb, acaban de gastar 8 mdd para combatir propuestas de ley en Nueva York que pondrían un límite de noches al mes que se puede compartir una habitación. Además combatieron con fuerza leyes antieconomía compartidas en Francia e Inglaterra.

 

¿Cuál es la ideología de los emprendedores tecnológicos?

Las personas que observan con superficialidad las opiniones de los tecnólogos se llevarán la idea que este grupo de personas son libertarias, la política de derecha que maximiza la libertad de elección, la libertad política y la supremacía del individualismo. Sin embargo, al ahondar en qué hacen con lo que piensan, se llevan una gran decepción. En la última elección de Estados Unidos, 83% de las donaciones de las empresas tecnológicas fueron a la campaña de Obama. Además, 43% de todos los emprendedores se consideran demócratas, mientras que apenas 3% se sienten republicanos.

Aquí se encuentran algunas de las posturas clave de los emprendedores:

  • Ellos aman al gobierno siempre y cuando sea un gran inversionista en personas, lo cual es un concepto más cercano a las izquierdas. En la praxis, quieren que el gobierno dé dinero a las personas para que sean tan saludables, cívicas y emprendedoras como sea posible. Simultáneamente, odian al gobierno cuando regula industrias, “protege del capitalismo” a los sindicatos o a los trabajadores, los cuales en muchas ocasiones defienden libertades ya ganadas, un pensamiento más cercano a la derecha. Para ellos, las medidas de protección son barreras que impiden la innovación, mismas que sólo benefician a las estructuras ya existentes. También odian al gobierno en pequeño, pues quieren que éste realice su trabajo lo más eficaz y democráticamente posible, que sea manejado como una empresa supereficiente y automatizada, que no existan secretarías o agencias, y que se concentre en ayudar a que las personas colaboren, compartan ideas y den al mundo lo mejor de sí mismas.
  • Los tecnólogos defienden la política originalmente marxista de que cada ciudadano tenga un ingreso básico independientemente de su situación laboral. En este esquema, el gobierno les otorgaría un cheque mensual para que coman y vivan sin preocupaciones. Si bien saben que muchas personas no harían nada después de recibir su estipendio, ellos quieren que las personas usen su tiempo libre para incrementar el conocimiento en el tema que cada quien quiera.
  • Los tecnólogos quieren que todas las personas tengan acceso a la seguridad social, independientemente de si son trabajadores de tiempo completo o prestadores de servicios. Para ellos, esta protección debe ser lo más amplia, portable, flexible y barata posible. Este pensamiento de izquierda choca con las ideologías ortodoxas: para ellos, los servicios baratos y universales deben ser provistos por emprendedores como ellos, pertenecientes al sector privado.
  • En materia de inmigración tienen una visión casi de izquierda, con preferencias que la derecha no tendría. Así, son extremadamente favorables a que haya nuevos migrantes en la sociedad, pero su agenda es que los agraciados sean los profesionales de las Ciencias, Tecnologías, Ingenierías y Matemáticas (STEM, por sus siglas en inglés). Si hubiera un rasero adicional, sería su propia visión meritocrática: mientras más inteligentes y capaces, y menos personas de apellidos influyentes, mejores candidatos a inmigrantes.
  • Estos emprendedores parecen tanto de la extrema derecha como de la extrema izquierda al pensar en la soberanía. Piensan que establecer, defender y hacer valer las barreras implica violencia. Ya que no quieren limitaciones en los gobiernos, su solución es buscar alianzas y cooperación entre las naciones. Ellos preferirían que el sistema multilateral se convirtiera en una coalición en la que hubiera un solo mandatario. Ellos están esperando la desaparición de las fronteras y que, en cambio, el mercado y el comercio puedan ser caminos hacia la paz.
  • Derivado de los puntos anteriores, en materia de seguridad y militarismo tienen una posición más moderada. Ellos abogarían por la no intervención, mientras existan garantías de seguridad.
  • Las y los empresarios de la tecnología son férreos defensores del libre comercio y el mercado, lo cual es un valor libertario, originalmente. Piensan que el libre comercio tiene más ventajas que desventajas, pues la atracción de capital global es mucho más importante que la eventual pérdida de empleos de connacionales.
  • Por otro lado, en materia de ciberseguridad y detección de fraudes tienen una de las posturas de más extrema derecha, pues actúan enérgicamente para que el gobierno deje de espiar lo que hacen sus usuarios y les deje de pedir información sobre ellos. Curiosamente, muchas de sus plataformas explotan la información proporcionada y generada por los usuarios.
  • Su postura sobre compartir bienes en lugar de poseerlos, el corazón de economía compartida, es visto como una postura comunitarista, con toques de colectivismo extremo promovido por la izquierda. El mejor ejemplo es el transporte: tiene que ser barato, eficiente y compartido en masa, antes que sea únicamente masivo.
  • En materia educativa, su apoyo a las escuelas chárter tecnológicas tiene la visión de que el fin último es que la sociedad esté al servicio de la innovación, misma que tendría que suceder lo más rápido posible. Ellos están absolutamente convencidos de que la educación puede resolver la mayor parte de los problemas de la sociedad. En la práctica, estas escuelas —de visión libertaria y privatizadora— están debilitando a la escuela pública.
  • Uno de los efectos de su visión educativa es el papel de la investigación científica. Para ellos, la investigación rigurosa tiene que ser un complemento para la innovación, especialmente para el desarrollo de remedios para los males de la humanidad, y para tomar decisiones en políticas públicas. Curiosamente, los tecnólogos tendrán más simpatía por los hallazgos científicos más contrarios a los pensamientos convencionales.
  • En materia ambiental encontraremos que actúan como miembros de la izquierda en su activismo en contra del cambio climático, incluso oponiéndose a proyectos que aunque sean buen negocio, dañen el medio ambiente. Además, históricamente han sido promotores de los bonos de impacto social. (Ferenstein, 2015)(West & Ferenstein, 2016)

Con todos estos antecedentes, se pueden encontrar las siguientes conclusiones:

  1. Como muchos grupos de Estados Unidos, aún no saben por qué candidato votarían, pero ya tienen su favorita en calidad de “la menos mala”: la demócrata Hillary Clinton. Sin embargo, su simpatía no es definitiva, pues están animando al republicano Michael Bloomberg, ex alcalde de Nueva York, a que participe. Bloomberg es su favorito indiscutible porque él construyó una terminal única que transformó en un imperio empresarial, prácticamente lo que buena parte de Silicon Valley ha hecho.
  2. En materia financiera, las apuestas para esta elección son más diversas. Del lado republicano, Marco Rubio ha recibido 3.2 mdd del sector tecnológico, seguido por la ex candidata Carly Fiorina –ex directora de HP–, con 2.5 mdd, y por Jeb Bush, con 2.3 mdd. Por el lado demócrata, Hillary Clinton ha recibido 1.2, y Bernie Sanders 1.1 mdd. (Chmielewski, 2016)
  3. Según Gregory Ferenstein, periodista especializado en empresarios tecnológicos, quizá la definición más acertada es que este grupo es el de ideología libertaria dentro de un partido de centro-izquierda. Pero viendo la confusión que le causa a los politólogos, así como el impacto real que tienen, no es descabellado pensar que son una nueva clase política.
  4. Su visión del mundo podría requerir acuñar una neoideología, de raíces olvidadas, pero con un matiz interesante aplicado al mundo actual: el Optimismo de Idealismo Radical.

 

Únete a los (otros) optimistas

“Soy posiblemente la persona más optimista que conozco. Quiero decir, soy increíblemente optimista. Soy optimista inclusive hasta el punto en que quizás esté equivocado, sobre todo con lo que respecta a nuevas ideas… Hay personas que están programadas para ser escépticas, pero otras están programadas para ser optimistas. Y lo que puedo decir es que por lo menos durante los últimos 20 años, si estás del lado de los optimistas quizá tengas razón.” Así decía Marc Andreessen, creador de Netscape en los noventa –gran competidor de Internet Explorer– y fundador del fondo de capital de riesgo Andreessen-Horowitz, a la New York Magazine. (Roose, 2014)

Esta frase sintetiza parte de la visión de los empresarios tecnológicos, pues están ejerciendo el optimismo como un posicionamiento político, el cual se había olvidado prácticamente desde la Ilustración. Para ellos, todo el cambio deriva de que siempre hay una mejor solución, prácticamente para todo y para todos. Esos cambios son progresivos en el largo plazo, sin conflictos inherentes entre ciudadanos, corporaciones y gobierno.

Esta nueva clase política considera que la vida se trata de descubrir grandes ideas a través de conversaciones, de innovación y educación. Entonces, lo mejor que puedes hacer con tu vida es mejorar la vida de los demás. Sería un sistema idealmente perfecto en el que todo se perfecciona, donde todos los problemas se resuelven si se empodera a las personas con herramientas de creatividad, innovación y comunicación. (Ferenstein, 2015)

Su idealismo se basa principalmente en la creencia de que siempre hay una mejor solución que beneficia a todos, por lo que reduce el conflicto. Su palabra favorita es la disrupción, por lo que hay que irrumpir todo, si es posible, con pensamientos contrarios que contesten la pregunta ¿de qué verdad estás convencido que prácticamente nadie lo está?

Ello implica que se sientan herederos de una revolución de la contracultura, pero que han estructurado en una misión: traer la felicidad a la humanidad, el máximo bienestar, la máxima satisfacción, con la máxima autonomía posible y con la mínima intervención del Estado posible. Por ello, no fundan empresas con el objetivo de ganar dinero, sino de comenzar un movimiento que, de ser posible, atienda a 1,000 millones de personas.

El problema de este pensamiento, que se abordará en otro texto, es que parte del supuesto de que todos tenemos el mismo acceso a oportunidades. Pero de forma sintética, no todos podemos ser emprendedores, porque no todos tenemos las condiciones individuales, sociales y materiales para serlo.

Su radicalismo viene de dos fuentes: la ambición y la variedad de influencias que incorporaron a su ideario. Sobre la ambición, son nostálgicos de los objetivos que la humanidad tenía hace 50 años. Consideran que las redes sociales o las aplicaciones móviles son mucho menos ambiciosas que los proyectos de los que se hablaba antes: civilizaciones interestelares, extensión de la vida humana, integración del cerebro y la computadora, vehículos supersónicos y ciudades subacuáticas.

Sobre su ideario, entre sus principales influencias se encuentran intelectuales tan divergentes como Noam Chomsky, Ayn Rand y Friedrick Hayek, mientras que sus influencias secundarias son Karl Marx, Adam Smith, Ludwig Wittgenstein, Frederick Kaufman, Sun Tzu y Carl von Clausewitz. (Schulz, 2015)  Si algo tienen en común estos autores, es su ausencia de ideólogos de la diferencia, que influye en la poca diversidad que hay en los influyentes del campo tecnológico, una de las críticas más comunes.

 

Iguales que otros grupos, ¿pero diferentes?

La creciente influencia que se espera que tengan no estará libre de fricciones, pues existen dificultades por parte de actores relevantes que no quieren esos cambios, así como las instituciones ya existentes que se ocupan de esos temas. Aquí se describen algunos de los conflictos que se ven venir:

  1. El conflicto con el diseño de las leyes y la impartición de justicia
    Como hemos visto aquí, la innovación tecnológica genera continuas fricciones con la ley. Cada día hay más casos tecnológicos que acaban en la Suprema Corte, muchas veces percibida como de viejas formas y antitecnológica. Con ministros septuagenarios que no usan el e-mail o que no entienden el funcionamiento de la nube, los tecnólogos están buscando evitar terminar en la rama judicial del gobierno.
  2. El conflicto de las aristocracias
    Los países tienen diferentes aristocracias. En el caso de Estados Unidos, la aristocracia natural son los abogados, que están peleando contra los tecnólogos no sólo por los negocios sino por su misma profesión. Así, los emprendedores tratarán de hacerse su propio espacio como aristocracia de sus países.
  3. La democratización puede acabar en exclusividad
    El entusiasmo que tienen los empresarios tecnológicos en desmonetizar y luego democratizar para todos los ciudadanos ha sido comparado con un comunismo del lujo. Si esta postura se descarrila, lejos de que todos tengan accesibilidad a los mismos bienes y servicios, una vez más terminará en exclusividad.
  4. La división los vencerá
    Este grupo ha sido un outsider del establishment de tan bajo perfil que por mucho tiempo no llamó la atención, lo cual le permitió operar con unidad para librar batallas ante instituciones más grandes. Si sigue avanzando en influencia ocupará espacios por los que competían diferentes actores políticos. Esta nueva conjunción de acceso-poder incrementa la propensión a divisiones, cuando la unidad es un factor crucial para haber llegado hasta aquí.

Con estos factores encontramos que los emprendedores tecnológicos no solamente buscan la innovación y el negocio, ni influir en cómo compramos. Lo que verdaderamente están buscando es influir en cómo vivimos, por lo que incrementan su poder para cumplir sus ambiciones políticas.

Este pensamiento es distinto de lo que buscan otros grupos económico-políticos. Por ejemplo, Hollywood ha usado sus películas para “influenciar cómo las personas ven el mundo exponiéndolas a nuevas experiencias, reforzando viejos estereotipos, presentando ideas nuevas y argumentos filosóficos en un formato fácil de digerir”. (Petroff, 2014)

En cambio, Wall Street quiere el poder del dinero, con la convicción de que las compañías deben buscar el máximo precio posible de la acción, que los empleados tienen que estar toda la vida en la misma compañía y que las personas más inteligentes trabajan en el sector financiero. (Dezember & Monga, 2015)

Además de las diferencias ya identificadas, hay que añadir que los emprendedores quieren conquistar no sólo un sector, sino todos, a través de la tecnología. Con ello pretenden “salvar a la humanidad” de eventos externos y de sí misma, desarrollando una sociedad colectivista que se parezca a la universidad, donde en lugar de trabajar de forma taylorista, las personas sean contratistas, tengan como actividad principal desarrollar el conocimiento y usen su tiempo libre para divertirse. Este modelo se aleja de la sociedad atomista de hoy, pues ellos ven potencial en cualquier cosa que haga uno, pues cualquier individuo podría tener un impacto muy significativo en la vida de los demás.

Para ello, los emprendedores tratarían de derogar algunos de los grupos de valores que han regido la humanidad en los últimos siglos e impulsarían el valor de la empatía, para que las personas puedan entender cercanamente a los otros y se vuelvan más abiertas. Sería un mundo supereficiente y caro, de plataformas online, de mercado y redes, el cual produciría compañías que emergen de una competencia brutal entre emprendimientos de objetivos convergentes, y que derivaría en organizaciones verticales cuasimonopólicas.

 

Conclusión: ¿Hasta dónde llegarán los diseñadores de la constante llamada cambio?

Por muchos años, la tecnología ha causado un choque entre generaciones, pues los grupos salientes no han sido históricamente afectos a la tecnología y a sus ritmos tecnológicos. Sin embargo, conforme han avanzado los millennials, la primera generación que creció con una computadora en su casa, la tecnología se ha asentado como una influencia en la vida de los seres humanos. Detrás de los millennials viene la Generación Z, la primera que en vez de jugar en la calle o ante la televisión, lo hizo ante tablets y smartphones.

Lo que pase con este avance tecnológico gracias a las nuevas generaciones estará íntimamente ligado a los sectores que los emprendedores tratarán de irrumpir. De acuerdo con el reporte anual de tendencias de internet, las industrias de consumo y los negocios han sido altamente irrumpidas, mientras que las industrias alrededor de la seguridad han sido medianamente irrumpidas. Ahora se irrumpirán las menos trastocadas en los últimos años: educación, cuidado de la salud, así como gobierno, regulaciones y diseño de políticas públicas. (Meeker, 2015)

Estamos aún lejos del dominio de los tecnólogos, pero las pequeñas victorias, tanto en los tribunales como en el apoyo popular, están siendo contundentes. La gran cantidad de personas que están contratando, buena parte de ellas dentro de la gig economy o “economía colaborativa”, reconocen que les gustaría tener acceso a beneficios como prestaciones, pero que los ingresos adicionales para mantener el nivel de vida son más importantes. Están agradecidos con la oportunidad de tener disposición de su tiempo y poco a poco empiezan a ser defensores de esos modelos.

Finalmente, hay que reconocer que muchas de estas ideas no son nuevas, pero que la coyuntura les ha dado tanto poder que les permite imaginar más que nunca, lo cual ha facilitado el crecimiento de una nueva clase política. Ello no significa que funden el “partido de la tecnología”, pero sí significa que habrá una nueva élite, cuyo poder e influencia desplazará a los políticos de las viejas formas, nostálgicos de tiempos que ya cambiaron.


Trabajos citados
– Lapowsky, I. (23 de julio de 2015). What Tech Giants are Spending in Lobbying For. Obtenido de Wired.
– Lemann, N. (12 de octubre de 2015). The Network Man. Obtenido de The New Yorker.
– Chmielewski, D. (10 de febrero de 2016). Techies Are Backing Political Losers, Research Shows. Obtenido de ReCode.
– Schulz, T. (04 de marzo de 2015). Tomorrowland: How Silicon Valley Shapes our Future. Obtenido de Spiegel Online.
– SEC. (01 de diciembre de 2015). Facebook, Inc. Form 8-K. Obtenido de Securities and Exchange Commission.
– Smith, C. (03 de febrero de 2016). By the Numbers: 200+ Amazing Facebook Statistics (January 2016). Obtenido de DMR – Expanded Ramblings.
– West, D., & Ferenstein, G. (2016). Silicon Valley’s Influence on the Democratic Party. Washington D.C.: The Brookings Institution.
– Thiel, P., & Masters, B. (2014). Zero to One: Notes on Startups, or How to Build the Future. New York: Crown Publishing Group.
– Dezember, R., & Monga, V. (26 de julio de 2015). Goodbye Wall Street, Hello Silicon Valley. Obtenido de The Wall Street Journal.
– Ferenstein, G. (05 de noviembre de 2015). Silicon Valley’s political endgame, summarized in 12 visuals. Obtenido de The Ferenstein Wire – Medium.
– Kurzweil, R. (2005). The Singularity is Near. London: Penguin Group.
– Meeker, M. (mayo de 2015). Internet Trends 2015- Code Conference. Obtenido de Kleiner, Perkins, Caufield & Byers.
– Parrish, C. (20 de septiembre de 2014). Meet the PayPal Mafia, The Richest Group of Men in Silicon Valley. Obtenido de Business Insider – The Telegraph.
– Petroff, W. (26 de marzo de 2014). Can we regard Hollywood cinema as soft power? Obtenido de Quora.
– Rushe, D., & Deveraux, R. (18 de enero de 2012). Sopa support drops off as blackout protest rattles the Internet. Obtenido de The Guardian.
– Roose, K. (19 de octubre de 2014). Marc Andreessen on Why Optimism Is Always the Safest Bet. Obtenido de New York Magazine.

 

Publicada el 16 de febrero de 2016 en Forbes México
Editor: Francisco Martínez

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