¿Cómo me alisto para mi futuro empleo?

¿Cómo me alisto para mi futuro empleo?

Los cambios tecnológicos son un terremoto para las concepciones que tenemos sobre el empleo. Aquí un análisis de los cambios para las personas, las empresas y los gobiernos.

  En la primera parte en la que abordé este tema, analicé las preguntas: ¿Por qué se dice que los robots ocuparán los empleos de las personas? ¿Qué definirá y cómo será dicho desplazamiento? El planteamiento de este tema lleva a las preguntas, ¿qué tendencias hay actualmente sobre los empleos? ¿Cómo serán los empleos del futuro? Y, ¿cómo nos preparamos para ellos?   Tendencias en los Empleos La Organización Internacional de Comercio estima que antes del 2020 se habrán creado hasta 500 millones de empleos, mismos que serán ocupados principalmente por jóvenes -la generación con mayor índice de desempleo- que, al mismo tiempo, se concentrarían en el grupo poblacional mayoritario de la fuerza productiva. El mercado laboral, con sus inherentes oferta y demanda, está experimentando los siguientes puntos de presión:

  • “La tecnología está cambiando las industrias a un ritmo acelerado y el mercado de trabajo” está en un periodo de incertidumbre que genera aprehensión.
  • La caída del desempleo en algunos países también se ve influida porque algunas personas renuncian a encontrar un empleo después de mucho buscar.
  • La automatización y la evolución tecnológica están forzando a empleados y empresas a cambiar continuamente, y de no hacerlo una de las partes, se abren brechas de habilidades relevantes.
  • En otro fenómeno a veces conectado con el desempleo y otras no, se está resintiendo la falta de personas calificadas para ciertos puestos especializados.

Un marco para explicar estos fenómenos es la 4ª Revolución Industrial, dentro de la que se han identificado ciertas tecnologías claves, a veces conocidas como “las Cinco Fabulosas”: Inteligencia Artificial, Internet de las Cosas, Robótica, Impresión 3D y Realidad Virtual.  Lo sorprendente es que estas áreas de innovación han existido por mucho tiempo, y ciertos avances de los últimos años desencadenaron nuevo potencial. Al aplicar estas tecnologías, la clave de la producción va más allá de la fabricación, pues incluye toda la cadena de valor -los procesos de diseño, producción, compra-venta, entrega, y consumo-. Esto altera sustancialmente los modelos de negocio tradicionales de las industrias y la velocidad de cambio está sobrepasando la capacidad de adaptación de la población. De acuerdo con el Reporte sobre el Futuro de los Empleos del Foro Económico Mundial (WEF), los efectos que ya se sienten y que están por llegar a los modelos de negocio son:

  • Actual: Incremento en volatilidad geopolítica, tecnología de la nube e internet móvil, avances en capacidad de procesamiento y Big Data, economía compartida a través de plataformas, incremento en jóvenes y clase media en mercados emergentes, rápida urbanización, cambio en el clima de trabajo y flexibilidad para su realización, cambio climático y resistencia natural a la transición a una economía más verde.
  • 2015-2017: Novedades en cuanto a oferta y tecnología energética, internet de las cosas, manufactura avanzada, envejecimiento y longevidad de diferentes sociedades, nuevas preocupaciones de consumidores sobre cuestiones éticas y de privacidad, e incremento en las aspiraciones y poder económico de las mujeres.
  • 2018-2020: Robótica avanzada y transporte autónomo, inteligencia artificial y aprendizaje automático, materiales avanzados, biotecnología y genómica.

¿Cómo serán los empleos del futuro?   Cambios para las Personas Para la persona de a pie, el cambio más importante será alrededor del concepto de habilidades. Mientras que hoy se buscan credenciales –conocimientos, títulos oficiales y certificaciones- para realizar un trabajo con cierto título organizacional, en pocos años, tener dichas credenciales no será suficiente para explicar los requerimientos para dicho empleo. Así, la requisición de características estará dada por una aglomeración de habilidades que requiere conocimientos, particularidades sociales y cualidades de rendimiento difíciles de automatizar.  De acuerdo con el mismo reporte del WEF, las habilidades más importantes que la fuerza laboral requerirá en 2020 será, en orden: Resolución de problemas complejos, pensamiento crítico, creatividad, gestión de personas, coordinación con otros, inteligencia emocional, toma de decisiones, orientación al servicio, negociación y flexibilidad cognitiva. Por otro lado, todos los empleos tendrán un componente digital mínimo, que en palabras del CEO de Microsoft “no significa que todo el mundo tiene que ser informático, sino que hasta la población poco calificado tendrá que operar tecnología.  Las organizaciones ganadoras serán las que tengan un modelo de negocio que les permita recorrer todas las opciones y mover continuamente el trabajo según sea necesario.” Muchos “nuevos empleos”, incluyendo de mercadotecnia, medicina y ejecutivos, serán generados en las plataformas digitales que impulsan la economía “gig” -el mercado laboral donde prevalecen los contratos de corta duración y no los empleos permanentes- y el freelancing -el trabajo para diferentes compañías en diferentes momentos en lugar de ser empleado permanente de una sola compañía-. La mayoría de los empleos derivados de conectar con esta fuerza laboral ni siquiera eran imaginables hace 20 años. Existen actualmente diferentes controversias, la primera de ellas evitar que se les llame “la nueva economía”, al traer menores beneficios en comparación con los empleos tradicionales.  Más aún, la proliferación de modelos tiene diferentes implicaciones, entre las que hay que destacar las siguientes:

  • La mayoría de los empleos de la economía “gig” no ofrecen los beneficios ni la seguridad social inherentes a los trabajos tradicionales. Esto ha derivado en una serie de esfuerzos en los ministerios de empleo alrededor del mundo para cerrar la brecha de protección según se considere, pero aún se tienen que rediseñar estos beneficios de esta especie de “capitalismo basado en multitudes”. Las posibles políticas gubernamentales incluyen un nuevo código laboral; una red de seguridad social rediseñada; un ingreso básico universal; y leyes para otorgar a estos trabajadores derechos de negociación colectiva.
  • Las generaciones más nuevas en la fuerza laboral, entre ellas los Millennials y la Generación Z, tomarán el control de las decisiones a partir del 2030, por lo que traerán su mentalidad de que el trabajo no requiere estar sentado en una oficina por 8 horas, y sí requiere libertad y flexibilidad.
  • Para unos, esto significará que tener un empleo implicará integrar las tareas de otras personas –desplazamientos, compras, reparaciones, consultorías-, cobrando una comisión o cuota en el camino.
  • Para otros, esto significa que se liberarán de los empleos de tiempo completo con horario de 9 a 5 provistos por empleadores tradicionales, convirtiéndolos en “micro-empresarios o emprendedores” que fijan sus propias horas e ingresos. “Tendrán que tener conocimientos técnicos, construir buena reputación, gestionar expectativas de clientes, negociar acuerdos de trabajo.”

¿Cómo nos preparamos para ellos?   Cambios en la Educación El modelo educativo actual promueve con mayor énfasis el desarrollo de habilidades estáticas antes que las dinámicas, por lo que se tendrá que adaptar rápidamente. Para educación básica, hay que insistir en la enseñanza de matemáticas, humanidades y ciencias de la computación, pero también en desarrollar las soft skills para competir en los nuevos mercados. Más aún, las nuevas generaciones tendrán que prepararse para satisfacer las habilidades planteadas anteriormente, por lo que, además de la educación formal, tendrán que pensar en una formación permanente y por su cuenta que les permita tener una docena de perfiles profesionales distintos a lo largo de su vida profesional, así como varios puestos de trabajo simultáneos.  Para lograrlo, cada pocos años tendrán que capacitarse nuevamente y reinventar sus carreras. Asimismo, los programas de aprendizaje para jóvenes y adultos serán cada día más importantes para compensar las brechas de desempleo. Tendrán que establecer una cooperación entre escuelas y empresas, mientras que los gobiernos tendrán que proporcionar regulaciones y financiamiento apropiados para facilitar estos programas.  En síntesis, los gobiernos deben poner tanta importancia en estos programas como la han puesto en la educación básica.   Cambios en el Trabajo Se necesitará conectar con más eficiencia la oferta y la demanda de empleos, de forma que disminuyan las brechas de habilidades, las asimetrías de la información, así como las disparidades entre requerimientos y cualificaciones.  De no hacerlo, varios países no podrán aprovechar todo su potencial. Las compañías también se tendrán que preparar y cambiar, pues las nuevas generaciones buscan más independencia y flexibilidad, y al ascender en la toma de decisiones, implementarán tanto sus prioridades como puntos de vista. Surgirá una nueva movilidad, en la que las compañías se tendrán que desplazar a los lugares donde hay talento y no al revés. Al requerir nuevas habilidades y no poderlas proveer por sí mismas, las compañías tendrán que hacerse de ellas vía freelancing y subcontratación. El escenario más probable es que se invierta la proporción de personas contratadas como empleados de tiempo completo con la de auto empleados, que por ahora es aproximadamente de 2 a 1. Es posible que el crecimiento de la automatización conduzca a un mundo en el que las personas puedan trabajar menos, pero funcionen mejor: con un esfuerzo concentrado en actividades creativas y con mayor tiempo para el ocio.   Cambios para el Gobierno Los gobiernos tendrán que ir más allá de las reformas estructurales y tomar acción para remover barreras burocráticas y operativas que permitan a los mercados de trabajo tener la eficiencia requerida. Por otro lado, tendrán que mejorar su capacidad para interpretar las tendencias de la industria y el mercado laboral, identificando especialmente dónde habrá escasez de habilidades. En 1900, la esperanza de vida era de 47 años, mientras que hoy está cercana a los 80 años, y podría rebasar los 100 años en menos de dos generaciones, al tiempo que el número de hijos por matrimonio ha disminuido.  Debido a esto, la proporción de jóvenes sobre adultos mayores está disminuyendo. Cada día son más frecuentes los casos de individuos forzados a asumir su propia manutención en la vejez. Es por ello que los gobiernos tendrán que ser actores relevantes para modificar drásticamente el modelo actual de retiro: las generaciones jóvenes no podrán aportar a la jubilación de las mayores como lo hacían en otras generaciones.  Mientras tanto, las personas se tendrán que retirar a edad mayor, lo que pudiera impactar negativamente en las oportunidades de empleo para jóvenes. Asimismo, tendrán que financiar iniciativas educativas para cerrar la brecha de habilidades y alinear la fuerza de trabajo con las futuras habilidades de empleo.  Además, tendrán que incrementar la calidad y relevancia del aprendizaje, al mismo nivel de cómo se ha mejorado el acceso al mismo. De no hacerlo, la próxima crisis podría ser laboral, lo cual requeriría aún mayor atención política a la que han causado empresas con innovación disruptora. Más aún, de no cumplir con la generación de oportunidades, la amenaza a la prosperidad y estabilidad política es enorme.   Publicada el 7 de abril de 2017 en Forbes México.

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