(Falta) Innovación en México

(Falta) Innovación en México

A pesar de que muchos hablan de la innovación, el concepto tiene muchas aristas. Aquí describo los factores más relevantes que inciden en ella a nivel nacional.

Hablar de innovación en 2019 resulta un tema muy trillado, especialmente por las diferentes entidades que abusan del término o lo emplean con ligereza. Sin embargo, el asunto es más vigente que nunca: más de la mitad de las economías del mundo siguen luchando para hacer de la innovación un motor relevante de crecimiento. La innovación es crucial para las empresas, los países y las sociedades debido a su conexión con la generación de valor que deriva en crecimiento, bienestar y desarrollo.

Más aún, en esta época existen diferentes fuerzas que están cambiando el terreno de juego. Por ejemplo, a efecto de sostener el crecimiento, las economías deben aumentar sus inversiones para mantener su nivel de innovación. También, la adaptabilidad y agilidad serán más importantes que el tamaño. En suma, tomar buenas decisiones de innovación incrementará las probabilidades de garantizar los ingresos en el futuro.

Resulta necesario revisar el concepto y adaptarlo a las tendencias actuales, especialmente por el avance tecnológico, que ocasiona que redefinamos la forma de trabajar y estar en comunidad, pero a cambio de un camino con incertidumbre y volatilidad. Ante ello, vale la pena preguntarse, ¿cuál es el estado actual de la innovación en México, de acuerdo con diferentes dimensiones?

Estructura Económica

México es el 10º país más poblado del mundo y el 97º más joven —dos años más joven que el promedio mundial— por lo que aún contamos con el bono demográfico donde gran parte de la población puede estudiar o trabajar. Por otro lado, México es un país con una macroeconomía relativamente estable y un mercado financiero sofisticado. De entre las 500 empresas más grandes de México, 106 de ellas son del sector financiero.

El Índice de Complejidad Económica de la Universidad de Harvard, posicionó a México como la economía 21 del mundo en grado de complejidad —más abajo que su 15º lugar por tamaño de la economía—. El informe destaca que, a pesar de que las exportaciones se han mantenido notablemente estables duante la última década, falta diversificación hacia nuevos productos, lo cual podría explicar la baja tasa anual de crecimiento.

Más aún: “el potencial sigue siendo alto en México, incluidos los principales segmentos de maquinaria y electrónica de alto valor […] así como para una mayor diversificación geográfica de las industrias a efecto de impulsar un crecimiento más inclusivo mediante la transferencia de conocimientos de los estados de altos ingresos (norte del país) a los de bajos ingresos (sur).”

La edición 2018 del Índice de Competitividad del Foro Económico Mundial —para la que se cambió el esquema de evaluación con la idea de enfocarlo en la capacidad de los países para responder a la Cuarta Revolución Industrial— colocó a México en el lugar 46 de entre 140 y segundo de América Latina, donde sus rubros más frágiles fueron el de instituciones, mercado laboral, habilidades y adopción de tecnologías.

Política Gubernamental

En la edición anterior del Índice de Competitividad, una variable era la procuración de fondos gubernamentales para del desarrollo de productos tecnológicos avanzados, donde México ocupó la posición 90. Un rubro relevante en este aspecto es la inversión en investigación y desarrollo (I+D) donde México invierte consistentemente alrededor de medio punto del PIB, menor la mínimo de 2% que invierten los países desarrollados y del 4% que invierten los líderes en innovación. Cabe destacar que esta participación disminuiría por los recortes a Conacyt y dependencias del rubro en el presupuesto de este año.

Evidentemente, la inversión en I+D lleva a otros problemas complejos, tales como los desafíos de infraestructura, vinculación academia-industria, las diferencias de oferta-demanda por profesionales altamente calificados, los sistemas de evaluación de investigadores, entre otros. También falta asignarle más relevancia a aquel capital que tiene capacidad para ser sustentable o incrementar la productividad.

Investigación, Desarrollo e Innovación (I+D+i)

En 2016, México ocupaba el lugar 24 a nivel mundial en publicaciones científicas, con 14.5 mil publicaciones. Sin embargo, los líderes China y EE.UU. realizaron al menos 28 veces más publicaciones. Evidentemente, la calidad e impacto de las publicaciones es desigual.

La calidad de las Universidades también es parte de esta consideración. En el Ranking QS de las mejores universidades del mundo, México colocó 14 instituciones entre 1,000 evaluaciones y el Times Higher Education colocó a México con 17 de entre 1,200 evaluadas.

De acuerdo con la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual, México ha generado 8,510 patentes y tiene 112,617 en uso, por lo que ocupaba el lugar 33 en 2017. La organización también reconoció a México como el lugar 18 por número de solicitudes de registro de marcas comerciales y el 33 por número de diseños.

Comercialización y Demanda del Mercado

Vale la pena revisar la dependencia tecnológica hacia otros países. Evidentemente existe alta dependencia tecnológica mexicana a las maquinarias china y alemana para manufacturas. De acuerdo con la empresa de software Zafiro, “un 95% de la tecnología usada en empresas en México proviene de Estados Unidos.”

A este respecto, se puede revisar el informe de Tecnolatinas, que evaluó a 123 empresas valuadas en más de US$25 millones. México ocupó el 26% de las multilatinas, es decir, las multinacionales de negocios tradicionales de la región, pero apenas el 14% de las tecnolatinas, que son eminentemente tecnológicas, lo que confirma la gran brecha para hacer negocios tecnológicos en el país.

En la segunda parte de este texto, analizaré cómo se ve la innovación a nivel de grandes empresas privadas mexicanas.

Publicada el 9 de abril de 2019 en Forbes México.

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