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Trump vs TikTok, una batalla paradigmática
Aquí te explico por qué la batalla de Trump contra TikTok es más importante de lo que parece, y se resolverá más rápido que aquella con Huawei.
En el texto anterior se identificó el sabotaje a empresas tecnológicas como una de las estrategias que forman parte del Nacionalismo Digital. Actualmente, las tácticas usadas por Trump sobre TikTok son la muestra más clara del despliegue de esta visión. Mientras se analiza más a fondo este capítulo, se encuentran más elementos de lo importante que podría ser este desenlace para el futuro.
Las acciones de Trump contra TikTok
A principios de agosto, Donald Trump anunció un mandato con una orden prohibiendo que empresas estadounidenses hicieran transacciones con TikTok como anunciarse, descargarlas o ser su proveedor, —emitió la misma orden para WeChat—, que tendría efecto 45 días después.
El 14 de agosto, Trump publicó una orden ejecutiva dirigida hacia ByteDance —tenedora de TikTok— donde orillaba a la empresa a deshacerse de la aplicación para EE.UU. y algunos territorios de influencia, o bien, ser vendida a una empresa estadounidense, o cerrar operaciones en el país, en un máximo de 90 días. Luego dijo que la operación debería beneficiar a la Tesorería vía impuestos.
La animadversión de Trump contra TikTok es personal: en el primer evento masivo luego del cierre de la economía por la pandemia, llevado a cabo en Tulsa, jóvenes usuarios de la app se habrían puesto de acuerdo para solicitar hasta un millón de boletos para el rally del presidente-candidato, y dado que solo se llenaron dos terceras partes del recinto, esto se vio como un fracaso.
¿Por qué importa TikTok?
TikTok nació apenas en 2017 y se convirtió en la primera app de origen chino que triunfó masivamente en el mundo occidental: ha crecido de 54 milllones de usuarios activos en enero de 2018 a 689 millones en julio de 2020, de los cuales unos 50 millones están en EE.UU. La app es muy popular entre jóvenes y permite crear videos de 3-15 y 15-60 segundos, principalmente de entretenimiento, baile, sincronización de labios y muestra de talento. Si un video gana tracción, el algoritmo, que cada día incorpora más Inteligencia Artificial, lo potencia en formas en las que puede llegar a millones de vistas en poco tiempo.
A diferencia de otras compañías chinas, para su expansión en el mundo occidental, TikTok apeló a acciones apreciadas por EE.UU.: Genera 1,500 empleos en el territorio, contrató un CEO del país y sus planes de expansión llevarían a la contratación de unos 10 mil estadounidenses.
EE.UU. vs China
Sin embargo, se ha impuesto la desconfianza de EE.UU. hacia las compañías chinas. Como antecedente al caso TikTok está el activismo que tuvo Mark Zuckerberg ante el gobierno de Trump, sintetizado públicamente en un discurso en noviembre pasado sobre la libertad de expresión y la amenaza al Internet por parte de compañías chinas —aunque también es contrario a que el gobierno se confronte directamente con las empresas, lo que igualmente sería una amenaza para Facebook—.
El gobierno de Trump ha manifestado que ByteDance podría estar compartiendo información personal de los usuarios con el gobierno chino y que ello es una amenaza a la seguridad nacional, mientras que el multidepartamental Comité de Inversión Extranjera ordenó una investigación que abarca temas como compra de Musical.ly por parte de ByteDance así como las prácticas de uso de datos y censura de contenido.
Las preocupaciones no son gratuitas. En primer lugar, las políticas de control de contenido en TikTok son muy controvertidas, especialmente porque muchas coinciden con censuras estándares que ha promovido el gobierno chino, por lo que aparece la pregunta, si TikTok censura contenido que no le gusta a su gobierno de origen, ¿podrían estar cooperando de otra forma?
Esta duda se amplifica porque el gobierno chino llega a ser socio indirecto u oculto de compañías que se están expandiendo a nivel internacional, lo que ha quedado asentado en EE.UU. a través de informes del Comité de Inversión Extranjera. En ellos advierte una vinculación directa entre compañías de tecnología china y el gobierno, que a su vez podría acceder a la gran cantidad de datos recopilados —incluyendo personales, de vida y hábitos— y usarlos para espionaje, chantaje o perfilación.
Diversos defensores de las prácticas chinas señalan que las acciones y el nivel de recolección de datos de los usuarios no es tan distinto al que han realizado las Big Tech a lo largo de los años, especialmente Facebook.
En tercer lugar está la reciprocidad de operación consonante con el Gran Firewall chino, que bloquea la operación de diversas compañías estadounidenses en su territorio y por la que cada día más países buscan bloquear la operación de compañías chinas.
En cuarto lugar, TikTok fue multada en 2019 por la Comisión Federal de Comercio por recopilar inforamción de menores de 13 años, lo que derivó en un modo “Solo Niños” dentro de la aplicación. Y en quinto lugar, TikTok puede llegar a aprovecharse de las circunstancias, como recientemente se encontró que la aplicación habría aprovechado una vulnerabilidad en el sistema operativo Android, explotada por 15 meses, para obtener la dirección MAC de los usuarios y así poder identificarlos de manera individualizada.
TikTok respondió que ha tomado medidas extraordinarias para proteger la privacidad de los datos y que no cumpliría con solicitudes de datos del gobierno chino. Asimismo ha aducido que el gobierno de EE.UU. tiene mala fe y le da un uso político a la situación. Igualmente, contrademandó al gobierno de Trump por sus acciones y ha anunciado que se defenderá hasta la última instancia, pero que también escuchará ofertas por la empresa.
Los golpes de Trump
Si bien este capítulo abre interesantes debates que incluyen los derechos de los usuarios y las audiencias, las prácticas de privacidad y espionaje, las inversiones después de la globalización y la libertad de expresión, parte de la resolución vendrá de los logros de Trump y las respuestas del gobierno chino.
Para presionar severamente a TikTok, Trump invocó la ley de Poderes Económicos de Emergencia Internacional (IEEPA, por sus siglas en inglés), a través de la cual la Casa Blanca puede intervenir en mercados económicos por seguridad nacional o emergencia declarada formalmente, un instrumento que los presidentes usan cada día más para empujar su política de comercio exterior.
A partir de ello, Microsoft tomó un papel protagónico para comprar las operaciones de TikTok en EE.UU., lo que sería un acuerdo de miles de millones de dólares. En segundo lugar de la negociación está Oracle, que de entre todas las interesadas, es la empresa que tiene más cercanía con la administración Trump. También se ha especulado con el interés de los fondos de Sequoia Capital y General Atlantic, algún sindicado entre las empresas anteriores, así como Walmart y Twitter. Facebook está descartada por ahora: acaba de lanzar Reels en 50 países, un apartado dentro de Instagram que se parece mucho a TikTok.
Sin embargo, para llegar a un acuerdo habrá que sortear diferentes retos:
- Los tiempos – Estas negociaciones tienden a durar meses y no semanas, como lo planteó Trump. Si se extendieran los plazos, podría darse el caso de que llegaran las elecciones, y si Biden ganara, la estrategia podría cambiar.
- El precio justo – Por su crecimiento y el enganche de usuarios, TikTok es la empresa de tecnología en manos de privados más ‘hot’ de todo el mundo.
- Los impuestos definitivos – Trump ha seguido en la línea de que se deben pagar impuestos generosos por la operación, lo cual ha sido criticado por parecer una extorsión.
- Derechos de exclusividad – Varios TikTokers famosos tienen contratos de exclusividad con empresas que le compiten a Microsoft, por ejemplo, por lo que dependiendo del comprador, se podría perder el valor que aportan a la plataforma algunos de los creadores de contenido con más seguidores.
- La propiedad intelectual – Será el tema más escabroso, ya que requeriría la transferencia del código fuente, lo cual lleva al corazón de la guerra entre EE.UU. y China por el dominio tecnológico.
La respuesta china
En la práctica ha quedado claro que China no valora a TikTok como a Huawei —a la que ha defendido con más ahínco— pero igualmente ha reaccionado a los embates de Trump: aceleró la publicación de sus reglas de exportación de tecnología, por las que China deberá aprobar la operación y especialmente, la transferencia del algoritmo a través del que prohíbe la exportación de “servicios de recomendación de información personalizada basados en análisis de datos.”
Considerando la existencia de esta ley, las empresas podrían negociar una venta limitada —los chinos mantienen el algoritmo y los estadounidenses la moderación y los datos de usuarios— o bien, que ambas partes puedan explotar el código original. Sin embargo, es probable que China bloquee todas los acuerdos que impliquen una mínima transferencia del código, por lo que el acuerdo pierde atractivo para los posibles compradores.
Se espera que si no hay acuerdo y Trump mantiene el poder, incremente las apuestas y las sanciones a China. A este respecto, tomar medidas que van desde acotar hasta impedir la operación de una tecnológica en el propio país no es muy distinto a lo que ha hecho China con Twitter, Youtube, Facebook, Whatsapp, Quora, entre otras tecnológicas que bloquea en su territorio. Sin embargo, China ha aprendido de su experiencia lidiando la guerra comercial y podría también escalar las represalias contra EE.UU. en otros campos.
Lecciones del conflicto
En conclusión, encontramos la convergencia de dos fenómenos claros: el Nacionalismo Digital y la importancia de las tecnológicas sobre la geopolítica global están llevando al Internet a ser un lugar más cerrado y fragmentado que antes. También, las tecnológicas chinas ya son jugadores globales dominantes, capaces de cautivar a cientos de millones de usuarios igual que las empresas de Silicon Valley, joya del modelo estadounidense del Internet. Ante ello, aún con la prohibición de operar en ciertos países —lo cual les dolería en el caso de EE.UU.—, empresas chinas como TikTok bien podrían triunfar globalmente, o expandirse aún más a través de empresas escindidas.
Por otro lado, queda claro que es políticamente desgastante estar buscando socavar a los nuevos jugadores individualmente, cuando lo que se requiere es una política tecnológica y una revisión de los socios de las empresas, que tengan implicaciones de largo plazo.
En este caso, Trump podría estrangular a TikTok, pero al costo de afectar la competitividad tecnológica de EE.UU. y sin sentar bases legales para atender a los jugadores emergentes: como pasó con el retiro de EE.UU. del TPP en 2017, el país ya no pudo influir sobre el moldeo de normas, políticas y prácticas globales… espacio que fue ocupado por China.
Publicada el 11 de septiembre de 2020 en Forbes México.