Ingenieros en Davos

Ingenieros en Davos

El pasado mes de enero, tuve la responsabilidad y el honor de ser invitado a la Reunión Anual del Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés) en Davos, Suiza, como representante de las juventudes mexicanas. Cada año, el Foro convoca a 50 jóvenes de alrededor del mundo para que funjan como voces activas, frescas e importantes en el evento. a partir de la experiencia en sus ciudades y países. Ellos se unen a una comitiva de 3 mil líderes del sector privado, políticos, intelectuales y periodistas.

Si bien anualmente se discuten los temas más álgidos de la agenda mundial, la coyuntura de este año fue particularmente difícil, como ciudadano del mundo y como mexicano, pues el 2016 conjuntó el hartazgo social de los votantes con respecto al modelo económico y globalizatorio del mundo, con el ascenso de nuevos e inusuales líderes, y México quedó en medio de los reflectores.

Asistí con la confianza de tener buen conocimiento del país, en sus contextos de recursos y necesidades, tanto naturales como sociales, la sólida cimentación técnica y social de ser egresado de la Facultad de Ingeniería de la UNAM, así como el optimismo que tienen las juventudes de ser partícipes de las soluciones a los problemas del mundo.

Estando ya en el Kongresszentrum Davos, llamaban la atención las grandes secciones del recinto destinadas a la promoción de la Cuarta Revolución Industrial, aquella fusión de tecnologías que está borrando las fronteras entre las esferas digital, física y biológica-. Estas transformaciones están impactando dramáticamente a gran velocidad, con mayor alcance y sistemas tanto más sofisticados como poderosos.

Las secciones hablaban por sí mismas: el hub de Ciencias, el Laboratorio de Ideas, la exhibición sobre Máquinas Benévolas, Sofía la humanoide que aprende expresiones faciales por interacción humana o la sala de híper-realidad, entre otras. También asistí a conferencias sobre vehículos autónomos, Blockchain, uso civil de drones, comercio digital, seguridad en el Internet de las Cosas, medicina de precisión, e Inteligencia Artificial.

Entonces quedó muy claro: los ingenieros tenemos un papel clave en dichas transformaciones que cambian para siempre los negocios, el gobierno, la educación y las personas. Pero ello implicará que las ingenierías sean más multidisciplinarias, innovadoras, que haya menos obsesión por sus apellidos y que salgan al encuentro con la sociedad.

En el pasillo tuve la oportunidad de platicar con Premios Nobel de Economía y Ciencia, y con CEOs de grandes compañías. Uno de estos directivos me dijo que conocía muy bien la iniciativa mexicana contra el cambio climático, y el sistema bancario en la región norteamericana. “¿Y cómo llegó a saber eso?,” pregunté. Contestó, “antes era Presidente del Consejo de uno de los 4 grandes bancos estadounidenses, y ahora soy Director General de una de las 7 hermanas -las petroleras trasnacionales más grandes del mundo-. Y nada de eso hubiera logrado sin haber estudiado Ingeniería”.

Al poco rato de dicha conversación, nos invitaron a pasar al Gran Auditorio para la Sesión Plenaria, en el hecho histórico y más esperado por Davos: el Presidente chino Xi Jinping daría un mensaje en presencia de Klaus Schwab, Fundador del Foro Económico Mundial. Pero, ¿cuál es la formación educativa de estos personajes que veía por vez primera en vivo? El Presidente Xi estudió Ingeniería Química -con aristas agrícola y militar- en la Universidad de Tsinghua. Después de un tiempo en la industria militar, comenzó su carrera política.

Schwab estudió las carreras de ingeniería y economía. A los 33 años, decidió fundar el Foro Económico Mundial como una extensión de los encuentros que él quería que sus alumnos tuvieran con los líderes europeos. Ahora tiene un doctorado en economía por la Universidad de Fribourg, otro doctorado en Ingeniería Mecánica por el Instituto Federal Suizo de Tecnología y una maestría en la Escuela de Gobierno de Harvard.

Esta combinación de áreas del conocimiento aunadas al entusiasmo de Schwab por la tecnología son la explicación del por qué los sectores de Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas tienen tanto peso en el WEF. Más allá de la novedad y los avances, se trata de las consecuencias que el conjunto de estas disciplinas traen a las personas del mundo.

Inspirado por estos personajes y sabiendo que en el Foro había otros ingenieros que ponen a disposición de la sociedad sus mejores capacidades para el avance de la infraestructura, el financiamiento de proyectos, la dirección de empresas, el desarrollo de tecnología, el impulso a trabajos multidisciplinarios, la evolución de la robótica o la decodificación de la genómica humana, sentí que llegó mi momento de aportar.

Mientras la Agenda invitaba a proponer soluciones a problemas como ¿qué hacer para que las personas no confundan hechos con opiniones?, ¿cómo democratizar la 4ª Revolución Industrial?, ¿cómo proteger a las personas que se están quedando atrás en tecnología, los refugiados digitales?, ¿cómo reinventar el gobierno y sus líderes para que ya no nos sigan fallando?, los asistentes me preguntaban por Trump, las cartas fuertes que México puede jugar en negociaciones, la corrupción en el país, o por qué los modelos económicos se equivocan.

Fue entonces cuando, en paneles, conversaciones y ante medios internacionales, expuse buena parte del contexto que requieren tener las personas que están fuera de México para entender los retos del país. También tocamos fortalezas que tenemos como el bono demográfico, los acuerdos comerciales, nuestra experiencia en varias industrias de transformación, la preparación de ingenieros y la propia Universidad Nacional, conocida fuera de nuestras fronteras. Más aún, dedicamos una sesión de Facebook Live a hablar sobre la 4ª Revolución Industrial y su efecto en nuestra civilización para los próximos años.

Este tipo de participación es y seguirá siendo muy importante debido a que entabla un verdadero diálogo con los tomadores de decisiones mundiales y la sociedad en general. Como lo ha señalado la UNESCO, se requiere “desarrollar conciencia en la población y a nivel de políticas públicas para entender la Ingeniería, reafirmando el rol que tiene como agente de innovación y desarrollos económico y social”, de forma que se pueda aplicar en soluciones efectivas y más eficientes a los problemas globales.

Cuando venía en el vuelo de regreso, recordaba los tiempos en que fui asistente para la clase de Recursos y Necesidades de México impartida por el ingeniero Manuel Viejo Zubicaray. En un “primer día de clases” de los siete que trabajé con él, comentó: “Muchachos, cuando era niño, había montañas nevadas y había población pobre. A más de 70 años de distancia, sigue habiendo montañas, ya sin nieve por el cambio climático, pero hay más pobres”.

Mi asistencia a Davos fue una forma muy viva de constatar que la Ingeniería sigue siendo una respuesta tan fresca como necesaria a la solución de los problemas del mundo. Mientras hay personas que han perdido la fe en otras áreas del conocimiento, y al tiempo que vivimos en una de las épocas más volátiles de la historia, las y los profesionistas de ingeniería tenemos una responsabilidad más viva que nunca: de nuestras acciones, innovaciones, ética y decisiones depende la transformación de la vida de millones de personas, que depositan su confianza en nuestros valores y compromiso para que dicha revolución sea para nuestro bien general.

 

Publicada el 24 de febrero de 2017 en la Gaceta Digital de la Facultad de Ingeniería.

 

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